Cambio climático y fenómenos meteorológicos extremos

  • El cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y para la salud del planeta.
  • Según el sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), está alterando la naturaleza de forma peligrosa y generalizada, además de afectar a la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de las medidas adoptadas para reducir los riesgos.
  • Según se indica en el informe sobre las bases físicas de cambio climático elaborado por el Grupo de Trabajo I del IPCC, la cantidad de fenómenos extremos alcanza valores nunca antes observados y aumentará a medida que se incremente el calentamiento global. Cada décima de grado importa.
En el informe también se señala que el cambio climático causado por actividades humanas ya influye en muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo. ll Cortesía

Desde que en 2014 se publicara el quinto informe de evaluación del IPCC, cada vez es más evidente que los fenómenos extremos (como las olas de calor, las precipitaciones fuertes, las sequías y los ciclones tropicales) están cambiando, y que esa evolución se debe a la influencia humana. Con un calentamiento global de 1,5 °C (2,7 °F), el mundo deberá encarar múltiples peligros climáticos inevitables en las próximas dos décadas.

El hecho de superar ese umbral de calentamiento, aunque sea de forma transitoria, entrañará graves consecuencias adicionales, algunas de las cuales serán irreversibles. Los riesgos para la sociedad aumentarán, en particular para las infraestructuras y los asentamientos en zonas costeras de baja altitud, según se explica en el informe del Grupo de Trabajo II del IPCC centrado en los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad.

Cuando múltiples fenómenos meteorológicos extremos se producen de forma simultánea, ocasionan consecuencias en cascada que son cada vez más difíciles de gestionar. A raíz de esos fenómenos, millones de personas están expuestas a una grave inseguridad alimentaria e hídrica, en especial en África, Asia, América Central y del Sur, las islas pequeñas y el Ártico, afirma el IPCC.

Desde la década de 1950, los episodios de calor extremo son más frecuentes e intensos, y ninguna región escapa a ellos. Las temperaturas superiores a 40 °C, e incluso a 50 °C, se dan con mayor frecuencia en muchas partes del mundo, lo que supone una gran amenaza para la salud y el bienestar de las personas.

Así, dos olas de calor extremo en 2003 (Europa Occidental) y 2010 (Federación de Rusia) fueron las causantes del 80 % de las muertes relacionadas con el tiempo en Europa entre 1970 y 2019. Las lecciones aprendidas de la ola de calor de 2003 fueron decisivas para la introducción de sistemas de alerta temprana que avisan de los riesgos del calor para la salud, así como también para la instauración de planes de acción conexos, medidas que actualmente promueve la Red Mundial de Información sobre el Calor y sus Riesgos para la Salud (GHHIN).

La cantidad de personas expuestas con frecuencia a olas de calor extremas se reduciría en unos 420 millones si el calentamiento global se limitara a 1,5 °C y no a 2 °C, según el IPCC. El cambio climático también se manifiesta en el ciclo del agua: una atmósfera más cálida contiene más humedad. Por ello, la frecuencia y la intensidad de las lluvias fuertes han aumentado desde la década de 1950 y todo apunta a que esa tendencia se mantendrá.

Según el IPCC, se prevé que las precipitaciones diarias extremas se intensifiquen en un 7 % por cada grado centígrado de calentamiento global. En los últimos años se han podido observar numerosos episodios en los que el equivalente a la precipitación de un mes, o incluso de muchos meses, ha caído en cuestión de horas o días, provocando inundaciones devastadoras y mortíferas, como por ejemplo en África, Asia, Europa y América del Norte y del Sur.

Al mismo tiempo, se prevé que la intensificación del calentamiento global aumente la superficie terrestre afectada por sequías más frecuentes y severas, que constituyen un conocido desastre de evolución lenta.

También se cree que, con el creciente calentamiento global, la proporción de ciclones tropicales intensos (categorías 4 y 5) aumentará a escala mundial y agravará la vulnerabilidad de las poblaciones costeras, que se encuentran en plena expansión. Algunos elementos indican que el cambio climático altera las trayectorias de esos fenómenos, en particular en la zona occidental del Pacífico Norte.

Estamos asistiendo a desastres de mayor complejidad. Según el IPCC, la probabilidad de que se produzcan inundaciones combinadas (mareas de tempestad, precipitaciones extremas o flujo fluvial) se ha incrementado en algunos lugares y seguirá incrementándose debido a la subida del nivel del mar y a la mayor intensidad de las precipitaciones. Es probable que se produzcan más a menudo olas de calor y sequías simultáneas, con el consiguiente riesgo de incendios forestales.

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