Mujer narra el horror vivido como víctima del violador serial de Coronel Oviedo

  • La joven relata el terrorífico ataque que sufrió en su hogar mientras su hija de dos años presenciaba la escena, en un escalofriante testimonio que ha conmocionado a Coronel Oviedo.
  • En un acto de valentía, Johana logró herir al agresor con un cuchillo para salvar su vida y la de su hija, enfrentando el violento hecho que la dejó con heridas físicas y emocionales profundas.
  • A pesar del apoyo de la policía y la comunidad, Johana vive con un miedo constante y profunda inseguridad.
Johana Villalba, víctima del violador serial. || Zully Cohene – OviedoPress

“Desde el viernes hasta hoy no duermo. El miedo que siento no le deseo a nadie. Mucho menos lo que viví ese día”, expresó Johana Villalba al programa Hablando Claro emitido por Radio Mundo Sol. La joven de 24 años, se convirtió el viernes último en una víctima más del violador seria suelto que aterroriza a Coronel Oviedo.

En un relato desgarrador, Johana describió el momento más horroroso de su vida, cuando fue brutalmente atacada en su propia casa mientras su esposo estaba ausente y su hija de dos años presenciaba la escena llorando. El agresor, identificado presuntamente como José Asunción Gavilán González, intentó someterla sexualmente amenazándola con un revólver y un cuchillo.

Estando el hombre sobre ella, Villalba tuvo que luchar contra él metiéndole el dedo en el ojo, mientras el desconocido le atajaba con sus piernas el brazo. En un momento dado, le sacó su tapabocas y pudo ver su rostro. “Yo no le conozco a él. nunca le vi, es un completo extraño. En un momento, después de yo lograr darle una puñada, mi hija estaba en la puerta de nuestra pieza llorando. Ella pillaba que él me estaba lastimando a mí”, recordó.

El hombre estaba armado con un revólver y un puñal, pero al ver el arma de fuego, ella se percató que estaba descargada y ahí fue que tomó valor para enfrentarlo. “Miré el arma, por el tambor pasaba la luz y me di cuenta que no tenía balas. Le chuté, se le cayó su revólver, me quiso sostener del cuello, me agarró de mi cintura, me apretó y me di cuenta que no iba a poder salir de él con golpes”, manifestó.

Entonces le dio un cabezazo, aunque por segundos ella se aturdió también, al volver en sí lo vio con un cuchillo en la mano yendo nuevamente hacia ella. Sin embargo, se le cayó el cuchillo y ella inmediatamente lo agarró. “No dudé en clavarle a él. Se fue hacia atrás y me gritó, “mba’e la rejapoa, nde p… acá mismo te voy a matar”. Pero ella escapó hacia la habitación donde se encerró con su beba.

Johana llamó varias veces el 911, pero no atendían. En total fueron 19 veces, mientras el delincuente intentaba entrar y a ella se le ocurrió simular una llamada. “Hacía como que me atendía la policía, le decía por favor entraron en mi casa, vengan a ayudarme. El 911 no me atendió, mi papá y mi mamá me vinieron a auxiliar”, detalló.

Cuando por fin pudo salir de su pieza, al llegar sus parientes la trasladaron hasta un hospital para atenderla y al regresar recién se percató que la puñalada que le dio dejó rastros de sangre en su casa. “Cuando hice como que hablaba con la policía, no sé si se asustó y se fue”, mencionó agregando que el atacante estuvo alrededor de 10 minutos en su vivienda del barrio San Isidro.

La mujer expresó que está segura que la intención del hombre no era robarle, sino únicamente someterla sexualmente. “Yo sostengo y puedo asegurar que él no quería robarme. Violarme era su propósito. Él no me dijo que me iba a robar, me agarró del cuello y me dijo que me tranquilice nomás porque nadie me iba a ayudar”, indicó.

Añadió que el atacante no tenía la apariencia típica de un delincuente, que incluso estaba bien vestido. “Si vos le ves por la calle no vas a decir que es el típico ladrón. Tenía ropa linda, no era feo, desmarañado. Debajo de su kepi se podía ver que hasta tenía recorte nuevo”, sostuvo.

Villalba refirió que aparentemente, el hombre estudio bastante el movimiento de su vivienda y, al parecer sabía que cuando su marido salía de casa, solía estar ausente incluso por varios días, teniendo en cuenta que es personal policial del Grupo Lince y que presta servicios en la ciudad de Caaguazú. “Me suelo quedar 8 días sola cuando él se va a trabajar y nunca pasó algo así. Yo digo que él sabía porque la pieza donde estaba durmiendo estaba en total oscuridad. Prendimos el aire, nos tapábamos con el edredón. Él no iba a saber que mi hija estaba ahí para amenazarme. Él sabía que mi marido no estaba”, aseveró.

Luego de su denuncia, los policías le mostraron fotografías e insistían con la imagen específica de un hombre. Ella les explicó que sonriendo no lo reconocían, pero cuando les indicó que recordaba un tatuaje en su mano derecha, ahí confirmaron que se trataba de la persona que ellos tenían fichada.

“De la mano derecha se sacó para sacar su revólver. Cuando quiso sujetarme otra vez del cuello, vi que tenía un tatuaje. Yo estaba más concentrada en defenderme de él que mirar sus características”, acotó la afectada, agregando que para colmo, el supuesto agresor vivía a solo 5 cuadras de su residencia.

“Yo estoy con miedo, en zozobra. No le deseo a nadie que se sienta como me siento. Hace cuatro días que no duermo. Duermo y se me presenta esa situación frente a mis ojos. Ni siquiera tolero la idea que mi marido me toque”, lamentó.

Tras lo ocurrido, las autoridades de la Jefatura departamental decidieron trasladar a su marido a la oficina de Coronel Oviedo. “Cuando sucedió el incidente, le agradezco a la policía, se apersonó el director. Me dijo que él le iba a traer en Oviedo, que no iba a estar sola. Mi marido se presentó en Oviedo, pero igual no me siento segura. Así como yo tengo odio y rencor por el que me atacó, él seguramente está así por mí. Tengo miedo que pesque por mí, si intenta atacarme. Mi marido se va a comprometer, mi marido reaccione”, subrayó.

Johana hizo un llamado a la solidaridad y la colaboración ciudadana para capturar al agresor y evitar que siga atacando a más mujeres, ya que ella se animó a decirlo públicamente. “A mí me motivo que no quiero vivir con miedo, en la incertidumbre de que en cualquier momento me van a atacar. Las mujeres que no pueden defenderse. Si yo vivo con asco, no me quiero imaginar a las mujeres que logra coaccionar sexualmente”, finalizó.

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