Malversación de respaldo político
Violar los principios éticos y legales no se torna impune por el solo hecho de contar con un respaldo político. Los actores de la Universidad Nacional del Caaguazú malentienden “respaldo político” y lo utilizan como manto para la impunidad y la degradación de la academia en todas sus dimensiones. El respaldo que puedan tener de un político se esfuma cuando las acciones llevadas a cabo tienen que ser dirimidas ante la Justicia.
Por Cristian Bianciotto | Director de OviedoPress
@CrisBianSan
La mediocridad casi siempre está apareada al autoritarismo por aquello de que “cuando no hay argumentos, solo queda imponer y gritar”, o simplemente el silencio oscuro ante acciones que atentan contra los derechos de personas e intereses institucionales.
“El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre sí, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio”, afirma el psiquiatra y sociólogo argentino, José Ingenieros.
La Universidad Nacional del Caaguazú es un gran proyecto académico con fuerte componente social al erigirse como “la universidad respuesta”, sin embargo, quienes están al mando de la misma se han limitado a utilizar la infraestructura física, presupuestaria y de recurso humano para provecho propio o para instancias políticas partidarias.
Esta “genética” fue observada desde el comienzo con el primer rector, Pablo Martínez, quien públicamente afirmó que cuando había espacios para la función pública, “llamaba al diputado Soto, mándame tres carpetas, al senador Ovelar, mándame carpetas o al senador Enzo Cardozo, para que me mande carpetas”, haciendo referencia al prebendarismo como medio principal para acceder a la función pública.
Esta conducta se vio replicada en otras irregularidades que tuvo como punto de inflexión la manifestación universitaria “Corrupción Nunca Más”, tras la denuncia de una obra fantasma con costos millonarios. El respaldo político se esfumó y Pablo Martínez y sus leales fueron obligados a renunciar por la masa estudiantil.
“Aprender de los errores” es lo que menos ocurre en la UNCA. El actual rector, Ángel Rodríguez, no asume que el respaldo político con el que cuenta es para impulsar acciones positivas. Se prevalece por ese respaldo y realiza acciones, siempre en conjunto con gente amante de lo irregular, para realizar acciones administrativas y operativas que violan principios éticos y legales.
Como ejemplo sirven: 1) no responder requerimientos de la ciudadanía y de instituciones de control sobre información pública administrativa (Ley 5282/14, Contraloría General de la República y Cámara de Senadores). 2) decisiones arbitrarias como la intervención de la Facultas de Ciencias Económicas utilizando como argumento la criminalización de la manifestación de universitarios.
“Se comunica mediante el monologo y el aplauso. Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad”, es otra de las afirmaciones de José Ingenieros.
Esta afirmación se ve reflejada en la conducta asumida por el encargado de despacho, Roberto Cáceres, quien por contar con un respaldo político actúa de manera autoritaria e intransigente, argumentando ser transparente, honesto y apegado a las normativas. Sin embargo, sus acciones degradan a su persona, a la institución y al entorno profesional de la misma. La transparencia le duró solo dos semanas hasta que fueron denunciados sus chanchullos y quedó encerrada en su terca oscuridad recibiendo el aplauso de sus séquitos, tan corruptos como él mismo.
El nuevo personaje que entra a la escena de la historia negativa de la UNCA, tampoco aprendió que el soporte político se esfuma cuando la conducta no se ajusta a las normas. No aprendió del desenlace que tuvo su antecesor, Miguel Vera quien, al tener problemas con la Justicia el respaldo político se esfumó y ahora está a puertas de un juicio oral, acusado por cinco delitos.
Todas las irregularidades que son denunciados en la Universidad Nacional del Caaguazú, principalmente en llamados a concursos para cargos y el manejo de millones de dólares en una supuesta “Caja Paralela”, contravienen las leyes vigentes y, el respaldo de un político no podrá garantizar impunidad.
Ese político que aparece como respaldo, utiliza a quienes son abyectos para que comentan delitos, incluso crímenes para el supuesto poderoso político que, “cuando queman las papas”, desaparece y quienes terminan destituidos o procesados son quienes se sentían poderosos e impunes, haciendo galas de la mediocridad autoritaria.
“Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió. La impunidad lo tranquiliza”, dice José Ingenieros.
Señores y señoras de la UNCA, “sigan creyendo de que no va a pasar nada, porque así, quedará menos para que pase”