Violentos y sin consecuencias
Afirmar que agresor y agredido son víctimas, en el caso de violencia escolar, no deja de ser verdad. Sin embargo, existe una víctima doble quien es el golpeado, acosado y atacado. Determinar las causas y el trasfondo de un episodio de violencia entre estudiantes, en muy importante, lo cual no debe, necesariamente, dejar impune la conducta del violento. El mensaje es claro, “si sos violento, no habrá consecuencia”, y eso es muy peligroso.
Por: Cristian Bianciotto
@CrisBianSan
La protección de datos de un menor de edad involucrado en episodios públicos es una garantía constitucional. No así el hecho en sí, tampoco los responsables de acciones públicas designados a través de un cargo, en este caso, en una institución educativa pública, como es el Colegio Nacional San Roque González de Santacruz, de Coronel Oviedo.
La dilatación en determinar la reprochabilidad del hecho ocurrido en el baño de la institución, que fue registrado en vídeo y que, claramente, es un episodio de violencia, genera una sensación de legitimación de la conducta violenta del agresor, quien llegó a amenazar de muerte a su compañero de institución.
Existen conductas que de manera lógica, innata y visible son condenables, en primera instancia, y obviamente los factores que causaron las conductas deben ser determinadas y corregidas.
Como ejemplo sirve el sistema judicial que rige en el país, concatenado con el ideal de la reclusión de personas que infringieron la Ley. El sistema penitenciario debe ser una consecuencia de las acciones individuales y a la par un reformatorio para tratar el origen de la conducta condenable de la persona.
Debe haber consecuencia que deben ser determinadas con carácter de urgencia, sin importar quién o hijos de quiénes sean los violentos que agreden a sus compañeras en las instituciones educativas.
Las deben determinar las autoridades judiciales y las educativas, cada una en sus respectivos ámbitos, penal y administrativa.
El mensaje que se está dando es muy peligroso: “si sos violento, no habrá consecuencia”. La pregunta que surge es, ¿se está actuando de manera justa y correcta ante la conducta agresiva de los jóvenes quienes ya tienen responsabilidades sobre sus actos?
