Validar la trampa
- Quienes se candidatan para un cargo público deben realizar declaraciones con mucha rigurosidad y criterio, de otra manera terminan siendo simples panfleteros y demostrando que el “péichante” (así nomas) es la forma en que avanzan y que si llegan al poder van a terminar validando la mediocridad y la corrupción.
Por Cristian Bianciotto
@CrisBianSan
Para las próximas elecciones municipales se postulan 96 candidatos para el cargo de concejal municipal y cinco para el cargo de intendente.
Sin duda alguna es un gran abanico para que, quienes somos de Coronel Oviedo, podamos elegir. Entre los tantos se puede ver a varios jóvenes, también mujeres, quienes quieren ocupar uno de los 12 espacios disponibles para la concejalía.
También vemos a una mujer formar parte de los cinco que quieren ser la máxima autoridad política, intendente municipal.
El escenario es distinto pero el temor de fraude electoral sigue latente porque como reza aquel dicho, “hecha la ley, hecha la trampa”.
Luego del cierre de los portones electorales y el conteo previo, en las internas coloradas pasadas, ya comenzaron las denuncias y evidencias de irregularidades que tomaron estado público y que, al final se tuvieron que regularizar mediante la presión que ejercían algunos candidatos afectados y algunos medios de comunicación.
Para las próximas elecciones debemos estar muy atentos, todos los ciudadanos y quienes nos toca informar desde el lugar denominado, contrapoder, que corresponde a la prensa.
El que hizo trampa lo volverá a hacer e inducirá a que otros lo hagan. La misma trampa, aunque no sea un delito electoral, se practica en la carga de votos (obviamente con perfiles falsos) en encuestas realizadas en redes sociales y el supuesto ganador sale a dar validación como si fuera que es un sistema que demuestra la realidad de la preferencia electoral, es decir, valida la trampa y eso es peligroso.
Dos cambios se introdujeron en el procedimiento para votar. El primero, ya no se entrega la cédula al presidente de mesa, solo se exhibe. El segundo, ya no se mete el dedo en un cubito lleno de tintas, sino que te lo gotean sobre el debo que lo tenés apoyado sobre un pedazo de papel absorbente.
Estas variantes ya fueron utilizadas para la trampa, en connivencia con los miembros de mesas.
Lo cierto y lo concreto es que debemos estar todos atentos para garantizar que el mayor soporte del sistema democrático, elecciones libres y soberanas no sea socavado con la trampa, el fraude y la viveza criolla de la cual, equivocadamente, a veces nos sentimos orgullosos.
Quien hizo alguna vez trampa, lo volverá a hacer. El sistema electoral, sea cual sea, siempre es burlado por quienes llevan en sus venas, como sistema de vida, la sinverguencía de distorsionar todo lo que encuentra en su camino, para sus beneficios sectarios y personales.