Una victoria inolvidable sobre el campeón del mundo en el Defensores del Chaco
- La Albirroja se impuso a Argentina con un 2-1 en el Estadio Defensores del Chaco, dando vuelta el marcador con un golazo de chilena de Sanabria y un cabezazo de Alderete, dejando a Argentina sin respuestas.
- Paraguay no solo venció al actual campeón del mundo, sino que reafirmó su dominio en casa en las Eliminatorias Sudamericanas, acercándose cada vez más al sueño mundialista.
- El equipo de Lionel Scaloni tuvo dificultades para generar juego fluido y sufrió por el orden táctico de la Albirroja.
En una noche mágica que ya es historia en el fútbol nacional, Paraguay sorprendió a propios y extraños al derrotar a la Argentina campeona del mundo por 2 a 1 en el Estadio Defensores del Chaco.
En el vibrante corazón de Asunción, la Albirroja, dirigida por Gustavo Alfaro, mostró una resiliencia y determinación dignas de una hazaña, mientras que la Argentina de Lionel Scaloni pareció perdida, sin la chispa que la había llevado a la gloria mundial.
Esta victoria marca un antes y un después en el camino de Paraguay hacia el próximo Mundial, que ahora asoma como un objetivo cada vez más palpable.
El partido comenzó como una tormenta: Argentina, fiel a su estilo ofensivo, no tardó en hacerse sentir. A los 10 minutos, Lautaro Martínez abrió el marcador con un remate cruzado de precisión quirúrgica, luego de una excelente asistencia de Enzo Fernández.
Fue un gol típico de la Argentina, que parecía enviar el mensaje de que esta noche sería una más para su colección de victorias. Sin embargo, Paraguay no se amilanó.
Apenas unos minutos después, cuando el público paraguayo aún asimilaba el golpe, Antonio Sanabria decidió que la respuesta no podía esperar. En un momento de absoluta inspiración, el delantero guaraní se elevó en el aire para conectar una chilena espectacular, haciendo estallar el estadio.
La pelota surcó el aire en una parábola perfecta que dejó sin opciones al arquero Emiliano Martínez, desatando el grito de gol en miles de gargantas al unísono. En ese momento, el partido cambió: Paraguay demostró que no solo estaba dispuesto a competir, sino a ganar.
Con el marcador igualado, Paraguay salió al segundo tiempo con una convicción renovada. Apenas al minuto de juego, Diego Gómez envió un centro medido al área y Omar Alderete, con un cabezazo imparable, puso el 2 a 1 definitivo. La defensa argentina no pudo reaccionar a tiempo y el arquero Martínez quedó una vez más sin opciones.
Este gol trajo consigo una sombra de polémica, ya que Alderete había protagonizado un incidente en la primera mitad que, a juicio de muchos, debió haber terminado en su expulsión. Una falta fuerte contra Lionel Messi lo había puesto al borde de la tarjeta roja, pero el árbitro decidió mantenerlo en el campo.
Argentina intentó reponerse, pero la noche no estaba de su lado. Lionel Scaloni buscó respuestas en el banco: ingresaron Valentín Castellanos, Gonzalo Montiel y Alejandro Garnacho, pero la claridad no llegó.
Los pases no se conectaban y la presión paraguaya en el mediocampo asfixiaba a los creativos albicelestes. Messi, en una actuación atípicamente apagada, no logró imponer su influencia y quedó atrapado en una marca férrea.
El equipo paraguayo, en cambio, se mostró cada vez más sólido y confiado. La defensa, liderada por Gustavo Gómez y Junior Alonso, no dejó espacios para los ataques argentinos. Roberto “Gatito” Fernández, el arquero paraguayo, se convirtió en un muro en los minutos finales, frustrando cualquier intento de los delanteros visitantes.
Un paso más hacia el sueño mundialista
Con esta victoria, Paraguay refuerza su posición en la clasificación y el sueño de volver a un Mundial se convierte en una posibilidad tangible. La Albirroja ya había dado un golpe de autoridad hace unos meses al vencer a Brasil en este mismo estadio, y ahora añadió al campeón del mundo a su lista de conquistas. Alfaro logró revitalizar un equipo que hoy juega con pasión, entrega y una determinación inquebrantable.
En el Defensores del Chaco, el cielo se tiñó de rojo, blanco y azul. La noche asuncena fue testigo de un partido memorable que, para Paraguay, representa más que tres puntos: es la reafirmación de que el esfuerzo y la estrategia pueden desafiar cualquier pronóstico.