Tarde y sin respuestas: el gobernador del Guairá se justifica tras la muerte de un bebé
- César Sosa tardó más de 24 horas en pronunciarse y evitó asumir responsabilidad.
- En su extenso comunicado, resaltó su “logro histórico” en lugar de explicar por qué la UTI no funcionó.
- Ni él ni la Gobernación se contactaron con la familia del bebé fallecido ni ofrecieron asistencia.
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Más de 24 horas después de la muerte de un recién nacido que no pudo acceder a terapia intensiva en el Hospital Regional de Villarrica, el gobernador del Guairá, César Sosa, finalmente emitió un comunicado. Lejos de asumir responsabilidad, volvió a enfocarse en su propia gestión, destacando la inauguración de la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal (UTI) y llamando a la unidad, sin responder a las preguntas clave sobre la tragedia.
Sosa lamentó la pérdida y aseguró que sus “abrazo y oraciones” estaban con la familia del bebé fallecido. Sin embargo, ni él ni la Gobernación se comunicaron con los padres del recién nacido ni ofrecieron asistencia. La familia, en medio del dolor, no recibió ningún tipo de apoyo por parte de las autoridades departamentales.
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El intento de limpiar su imagen
El comunicado de César Sosa no menciona qué pasó exactamente ese día ni qué medidas reales se tomaron para evitar que otra familia pase por lo mismo. Solo admite que la UTI no pudo usarse en el momento crítico por “razones que ya fueron explicadas”, sin aclarar cuáles fueron esas razones ni quiénes son los responsables.
Como parte de su intento de controlar el daño, el gobernador publicó una imagen de la UTI funcionando con otros bebés internados, queriendo mostrar que el servicio ya está operativo. Pero esa imagen llega tarde: el bebé que necesitaba atención no la tuvo y perdió la vida.
De la victimización a la omisión de responsabilidades
El silencio de Sosa durante más de un día fue llamativo, especialmente porque horas antes de la tragedia había publicado un mensaje desafiante en redes sociales: “Si por esto van a tirarme piedras, que sigan tirándome”, refiriéndose a las críticas por la falta de servicios de salud en el Guairá.
Cuando finalmente habló, lo hizo en términos emocionales, apelando al sentimiento de comunidad y al sacrificio de su gestión, pero sin explicar por qué el sistema de salud del Guairá sigue colapsado ni qué hará para que esto no vuelva a ocurrir.
Además, la falta de contacto con la familia de la víctima demuestra el desinterés del gobernador y su equipo por las personas directamente afectadas. Mientras el gobernador intenta desviar la conversación y justificar su imagen, una familia enfrenta un dolor irreparable y la ciudadanía sigue esperando soluciones reales.
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