Paraguay va a brillar en los siguientes 5 años
Es el discurso político que nos queda, luego de los resultados electorales del pasado 30 de abril en nuestra República, donde la aplastante victoria del Partido Colorado, lo sitúa como el ganador absoluto en todos los cargos en pugna, tanto ejecutivos, como legislativos.
Por Néstor Castillo
@NestorcastCOV
Si bien, del total de electores que fueron a las urnas; 42% le dieron el SI a Santiago Peña para presidente de la Nación, el 58% restante optó por otras candidaturas o votó en blanco, lo cual parece un contrasentido, por aquello de que “en democracia manda la mayoría”, que técnica y facticamente, quedó plausible. Sin embargo, la otra arista, el análisis acerca de la expresión popular de ese 58% del electorado, tampoco puede ser inobservado.
Ahora bien, el tablero político y el panorama que se presentan para los siguientes 5 años, ponn al Partido Colorado en una posición privilegiada, no muy distante de la realidad actual ciertamente, considerando los más de 60 años, casi ininterrumpidos, del ejercicio del poder que ostentan. Es aquí donde el discurso de “Vamos a estar mejor“, más que nunca, cobra relevancia y debe ser patentado, con acciones y políticas de desarrollo nacional.
Veamos, acceder a la presidencia de la República, ganar 15 de las 17 gobernaciones, quedarse con 48 de los 80 escaños en Diputados, 23 de 45 curules en Senado y alzarse con mayoría absoluta en Juntas Departamentales, deben ser el aval suficiente, para que no existan excusas, en aplicar las decisiones, acciones y políticas gubernamentales, que hoy sí, más que nunca, nos traigan progreso.
Sería inadmisible que un partido político, como la ANR, que fue y es blanco permanente de cuestionamientos por los resultados demostrados a lo largo de décadas de administración, disipe nuevamente las esperanzas del pueblo, en los siguientes 5 años, en escasez y podredumbre de gestión, ante el manto casi omnipresente, de la corrupción característica, que no es de exclusividad colorada, pero sí, lo hacen mucho más visibles, sus actores.
Cinco años no serán suficientes, ni vale la pena mencionar, empero, deberán ser entonces, el inicio cuánto menos y la demostración fehaciente, de la verdadera “vocación de servicio”, de “identidad y projimidad” del colorado con las necesidades e históricas reivindicaciones, postergadas para la gente; salud, educación, empleo, por citar tres de ellas nada más.
Tampoco sería admisible que, teniendo tantos espacios de representación copados por los colorados, no se logren articular a futuro, políticas de desarrollo regionales en el país, de la mano señalo, de 15 gobernadores de nuestra República. ¿Cuál sería el argumento entonces, a una eventual falta de resultados?. El cuento de “la mayoría opositora no nos permite desarrollar el pais”, sería muy caradura y falaz.
Esta es una oportunidad inmejorable, para que el Partido Colorado, que durante la campaña electoral pregonaba “ani pe mbopochy la kavichu’i raity (no molesten al avispero), porque saldremos a arrasar en las urnas”, y al final de cuentas se cumplió, honre la confianza de sus afiliados, de quienes votaron y eligieron la continuidad en el poder, de este centenario partido político, o es que, el objetivo simplemente era llegar a cualquier costo, para luego meter mano con la repartija de los recursos del Estado.
Por otra parte, que nuevamente una lección, hasta ahora, sin aprender por parte de los partidos de oposición, que divididos es imposible hacerle frente al Partido Colorado, aunque tampoco demostraron con sus candidaturas, ser opción real de cambio. Sin embargo, de esta fracasada experiencia, deberán soportar durante los siguientes 5 años, subsistir a la sombra del Partido Colorado, en el afán quizá, de esperar algún tropiezo, que permita de vuelta, posicionarlos como alternativa ciudadana.
Tener a futuro, cinco años de gobierno casi uni-partidista en el Paraguay, es resultado de las reglas de juego de la democracia pero, tampoco debe ser un cheque en blanco para el debilitamiento de la institucionalidad de la República o justificación alguna para el latrocinio, la corrupción e impunidad.
En tanto, acomodémosnos en nuestras sillas, en nuestras casas y esperemos, la tan anhelada llegada del desarrollo y de los días mejores, de la transformación de la República, del verdadero salto hacia una ciudadanía más justa, más digna, menos pobre.
Porque nos prometieron que, ahora sí, Vamos a estar mejor.