Olimpia cayó 4-0 ante Vélez en una noche que merecía otro final
- Vélez Sarsfield goleó 4-0 a Olimpia en el Defensores del Chaco, por la segunda fecha del Grupo H de la Copa Libertadores, y cortó una racha de más de 28 años sin vencer al Decano. La última vez había sido en octubre de 1996, por la Supercopa Sudamericana.
- El equipo argentino fue letal en ataque y aprovechó todas las dudas defensivas de un Olimpia que dominó gran parte del juego, pero pagó cara su ineficacia frente al arco.
- Olimpia tuvo la posesión (58%), generó más remates (26 en total) y presionó durante varios tramos del partido, pero no logró traducir su superioridad en goles.

La noche asuncena se tiñó de blanco y negro con la ilusión intacta de un pueblo que nunca deja de creer. El Defensores del Chaco abrió sus puertas para la segunda jornada del Grupo H de la Copa Libertadores 2025, donde Olimpia, el Decano del fútbol paraguayo, salió a buscar redención, gloria… y puntos. Pero se encontró con el castigo más doloroso: una goleada de 4-0 ante Vélez Sarsfield que no refleja ni de cerca lo que ocurrió en el campo.
Con un equipo enchufado, decidido, con la pelota como aliada, generó, presionó y atacó. El primer disparo fue de Darío Benedetto, y a los pocos minutos, Richard Ortiz y Rodney Redes estuvieron a centímetros de abrir el marcador. La posesión fue suya (58%), los tiros también (26 contra 11), pero el gol… fue del rival.

En el minuto 24, Braian Romero silenció el fervor local con un cabezazo que rompió el cero. Vélez, que hasta ese momento apenas respiraba, se encontró ganando. Olimpia no bajó los brazos: Alex Franco pidió penal, Facundo Zabala hizo volar al arquero Marchiori y Leguizamón rozó el empate sobre el cierre del primer tiempo. Pero la red seguía esquiva.
La segunda parte fue un baño de realidad. Apenas iniciada, un penal de Javier Domínguez sobre Maher Carrizo le dio a Vélez el segundo tanto, otra vez obra de Romero. Y a los 55’, el propio Carrizo amplió la ventaja. Tres golpes secos, duros, injustos si se mira el desarrollo, pero letales.
Los minutos pasaban y la frustración crecía. El canto inconfundible de “Movete Olimpia, movete…” se convertía en reclamo. Benedetto se fue silbado y respondió con un gesto que solo echó más leña al fuego. La comunión entre el equipo y la gente se resquebrajaba.
Cuando todo parecía terminado, Francisco Pizzini selló el 4-0 que puso cifras definitivas a una noche para el olvido. El marcador fue cruel. No contó las atajadas de Marchiori, ni las aproximaciones, ni la voluntad. Solo mostró el lado más descarnado del fútbol: el gol, el resultado, la derrota.
Olimpia quedó último en su grupo, sin puntos, con la clasificación a los octavos cada vez más lejana. Pero lo más duro no es la tabla, sino el golpe al corazón de sus hinchas, que vieron a su equipo intentar, luchar, proponer… y aún así, caer.

El Decano tendrá que levantarse. Porque si algo enseña el fútbol y la historia misma de Olimpia, es que de las peores derrotas nacen las más grandes victorias. Hoy fue una noche oscura, sí. Pero en el fútbol, como en la vida, siempre hay una revancha.
Con esta victoria, Vélez rompió una racha de más de 28 años sin ganarle a Olimpia, algo que no sucedía desde octubre de 1996, cuando se impuso 0-1 por la Supercopa Sudamericana con gol de Beto Camps. El dato se convirtió en símbolo de un reencuentro histórico que hoy toma forma de pesadilla para el equipo paraguayo.
Y es que lo del arquero de Vélez fue superlativo. Marchiori evitó goles esperados, según las estadísticas oficiales del partido: un récord absoluto para un arquero de Vélez en la última década. A eso se suma que mantuvo la valla invicta y logró ¡9 atajadas! en el triunfo en Asunción. Un partido consagratorio que explica en gran parte el abultado resultado final.