Nueva fumata negra en el Vaticano: el cónclave aún no elige al próximo papa
- La elección del sucesor de Francisco sigue sin resolverse tras dos días de votaciones en la Capilla Sixtina.
- Fieles de todo el mundo permanecen congregados en la plaza San Pedro, entre emoción, rezos y apuestas por sus cardenales favoritos.
- El cónclave revela las profundas divisiones internas entre los sectores progresistas y conservadores de la Iglesia.

Un espeso humo negro volvió a salir este jueves desde la chimenea instalada sobre el tejado de la Capilla Sixtina, indicando que los 133 cardenales electores aún no alcanzaron consenso para elegir al sucesor de Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años. La segunda fumata negra fue recibida con una mezcla de aplausos y decepción por las miles de personas congregadas en la plaza San Pedro del Vaticano, muchas de ellas dispuestas a permanecer el tiempo que sea necesario para presenciar la esperada fumata blanca.
“Esto es muy emocionante”, expresó Marcela Tapia, una mexicana de 46 años, quien expresó su esperanza de que el cónclave llegue a una decisión “como máximo mañana en la mañana”. Hasta entonces, los cardenales seguirán con el calendario previsto: dos rondas de votación por la mañana y dos por la tarde, bajo un estricto aislamiento y con juramento de confidencialidad absoluta.
A diferencia de los cónclaves recientes —el de 2005 que eligió a Benedicto XVI y el de 2013 que consagró a Jorge Mario Bergoglio como el primer papa latinoamericano— esta elección parece más compleja. El legado reformista de Francisco ha dejado una Iglesia dividida entre los llamados “bergoglistas” y los sectores conservadores, y encontrar un perfil de consenso para el 267º pontífice está resultando arduo. El número mágico sigue siendo 89 votos, equivalentes a dos tercios de los sufragios.

“La hora de escoger”, tituló este jueves el diario La Stampa, que también apuntó a las “intrigas cardenalicias” que circulan fuera del escrutinio público. Si no se alcanza un consenso tras las votaciones, las papeletas son quemadas con productos químicos que tiñen el humo de negro, mientras la expectativa mundial crece.
En la plaza, la escena es tan espiritual como festiva. Paul O’Flynn, un irlandés de 72 años, se mostró emocionado: “Es un acontecimiento único en la vida, no creo que tenga la oportunidad de volver a vivirlo”, dijo mientras buscaba la mejor vista a la chimenea. Paolo Cabrera, de 40 años, incluso pospuso su luna de miel con Cynthia para estar allí: “Como filipinos, nos gustaría que fuera el cardenal [Luis Antonio] Tagle, pero si Dios nombra a cualquier otro, ¡seremos felices!”

Entre los nombres que empiezan a sonar con fuerza figuran el filipino Pablo Virgilio David, quien podría convertirse en el primer papa asiático, y los españoles Cristóbal López Romero y Ángel Fernández Artime. Aunque el gran favorito al inicio era el italiano Pietro Parolin, su liderazgo parece cuestionado por otros sectores del colegio cardenalicio.
La solemnidad del proceso quedó clara desde la apertura del cónclave. Ante el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, cada cardenal escribe el nombre de su elegido, dobla cuidadosamente la papeleta y la deposita en un plato de plata. El decano del colegio, Giovanni Battista Re, llamó a sus colegas a “mantener la unidad de la Iglesia” en un momento “difícil, complejo y convulso”.
Desde Brasil, Elizabeth Ramos resumió el sentimiento de muchos fieles: “Él fue el que unió a los jóvenes, tenía esa forma humilde de transmitir su fe, su forma de ser”, dijo recordando a Francisco. Y mientras Roma espera, el mundo católico sigue mirando al cielo, a la espera de una señal blanca.