Misiones: Quiere recibirse a sus 81 años
- “Nunca dejaré morir mi sueño”. Con esa frase, doña Dolores resume su historia.
- Ella tiene 81 años y es una persona que le ganó la batalla a las agujas del reloj y que a pesar de lo que indiquen sus documentos, continúa por el camino del aprendizaje con ganas de cumplir su sueño: ser algún día ingeniera ambiental.
- Sí, a su edad, la abuelita cursa el último año de la carrera y demuestra con creces que la edad es solo un número, sobre todo cuando se trata de dar rienda suelta a la búsqueda de las metas y que nunca es tarde para cumplirlas.
“Estoy tan cerca, pero a la vez tan lejos, pero no paro y sigo. Sé que algún día cumpliré mi sueño de ser una ingeniera ambienta”, dijo confiada desde su casa ubicada en San Cosme y Damián, Misiones. Según informó rohayhuparaguay.
A doña Dolores le faltan tan solo cinco materias para culminar la malla curricular. Pero desde que todo esto de la pandemia sacudió al país, todo paró. Ella pudo haber continuado las clases de manera virtual, pero algo se lo impedía. “Vivo sola y lastimosamente no cuento con computadora para poder realizar las clases virtuales. Si tenía una computadora ya iba a poder terminar la carrera, pero no tengo y se me complicó todo, lastimosamente. Ahora empezamos un nuevo año y espero que las clases presenciales ya se puedan dar cuando se deba. Me dijeron que para junio o julio. Solo me queda esperar y ser paciente”, confesó. “Estoy confiada en que tarde o temprano lograré mi objetivo. Soñar no cuesta nada”, finalizó.
“Gracias a Dios cobro por la tercera edad, pero casi todo se va en los gastos. Vivo con lo justo y como te digo en búsqueda de cumplir mi sueño de recibirme”, agregó.
“Terminé a duras penas el colegio, eso sí con buenas notas, pero me costó porque éramos una familia humilde. Luego ya me tocó trabajar”, dijo. “A los 75 años me decidí y dije ‘los sueños hay que cumplirlos’ y lucho por ellos”, finalizó.
Ña Dolores vive en la zona de San Cosme y Damián, pero va a la Facultad en la ciudad de Ayolas. “Como dos horas me tomaba el viaje hasta la casa de estudios. Iba en micro. Desde que comenzó la pandemia ya no pude ir”, dijo.
Ña Dolores nunca se casó, ni tampoco tuvo hijos. “Es así. Pero estoy bien, aprendí mucho en la vida. Mis hijos son las personas que me ayudan, mis compañeros que tengo en las aulas”, sostuvo. La abuelita está tan confiada que aseguró que cuando se reciba de ingeniera irá por más. “La verdad que después de esto, si me da, quiero seguir Medicina también”, finalizó.