Investigadora pone a Coronel Oviedo en el mapa de la ciencia con “Premio Nacional de Ciencia 2024”
- Con su trabajo en la línea de investigación sobre la tuberculosis, liderado junto a su tutor, el Dr. Guillermo Sequera, la Dra. Gladys Estigarribia se convirtió en la primera investigadora del interior del país en alcanzar el premio.
- El impacto de la tuberculosis en prisiones y su conexión con la comunidad fue objeto del artículo publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, respaldado por instituciones internacionales como Stanford y Fiocruz.
- La investigación apoyada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), evidencia cómo la sobrepoblación carcelaria amplifica el contagio de tuberculosis en Paraguay.
La Cámara de Senadores el pasado 30 de octubre al anunciar los ganadores del prestigioso Premio Nacional de Ciencia 2024, entre ellos, la destacada investigadora Gladys Estigarribia represente del departamento de Caaguazú y, en particular, a su ciudad natal, Carayao.
La doctora, que desarrolló su carrera en Coronel oviedo, celebra un reconocimiento que no solo es personal sino que marca un hito para la ciencia nacional. Este premio, anhelado por investigadores de todo el país, es el máximo galardón en el ámbito científico, entregado por el propio Presidente de la República, y al recibirlo, Estigarribia se convierte en la primera investigadora de la ciudad en alcanzar este honor.
Gladys Estigarribia no está sola en este logro; es el fruto de un trabajo colaborativo, junto con su colega y mentor, el doctor Guillermo Sequera, extitular de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud.
El premio, basado en su tesis doctoral y la de Sequera, se centra en la tuberculosis en prisiones, un estudio pionero en demostrar cómo las cárceles amplifican esta enfermedad en las comunidades aledañas. “Este premio es el podio más alto de la ciencia en nuestro país. Para nosotros, que nuestro trabajo haya pasado ‘Calle Última’ es un logro gigantesco”, expresó emocionada Gladys durante su visita a los estudios de OviedoPress Multimedios para el programa Hablando Claro emitido por Radio Mundo Sol.
La investigación premiada, publicada en la prestigiosa revista Nature Communications, es el resultado de más de una década de trabajo y de múltiples colaboraciones internacionales.
Iniciado en 2013 bajo la guía del doctor Julio Croda de Brasil, el proyecto reunió a especialistas de la Universidad de Stanford y el Instituto Fiocruz de Brasil, combinando epidemiología clásica y genética para comprender el impacto de la tuberculosis en los sistemas penitenciarios de Paraguay.
“Queríamos entender cómo las prisiones contribuían a la propagación de la tuberculosis. Descubrimos que personas de la comunidad, sin contacto con la cárcel, se contagiaban con la misma cepa presente en los centros penitenciarios. Es un hallazgo alarmante que muestra la magnitud de la situación”, explicó.
La investigación de Estigarribia y su equipo del Instituto de Investigaciones en Salud (IRIS) de la Universidad Nacional de Caaguazú (UNCA) aporta una innovadora perspectiva al control de la tuberculosis en Paraguay, resaltando la importancia de analizar la enfermedad no solo desde una perspectiva epidemiológica, sino también genética.
“Con la genómica, mostramos cómo el mismo código genético de la bacteria se encuentra tanto en prisiones como en la comunidad. Es una herramienta poderosa para tomar decisiones informadas”, dijo la profesional médica.
El estudio evidencia también los riesgos para quienes transitan entre las cárceles y el exterior, como los guardias penitenciarios, que al regresar a sus hogares pueden llevar consigo bacterias peligrosas para sus familias.
Esta investigación tuvo un impacto directo en políticas de salud pública. Gracias a este estudio, nuestro país implementó en sus registros una sección que pregunta si el paciente es exconvicto, un dato validado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), lo que convierte al país en un modelo para la región.
La científica reconoció que este premio es solo un paso en una lucha continua y costosa. “La ciencia es carísima”, comentó, “los laboratorios, el trabajo de campo, la creación de bases de datos; todo requiere financiamiento constante”, agregó. La investigadora, quien también es miembro del Conacyt, y su equipo ya están trabajando en la próxima convocatoria de fondos para seguir investigando y, eventualmente, reducir la incidencia de esta enfermedad en Paraguay.