Interno de la Penitenciaria Industrial Esperanza: “Voy a comprarme una casita al salir”
- Varias historias escuchamos de personas que vuelven a caer tras las rejas, pero en este caso la historia de Luis es diferente, ya que se ha superado a sí mismo en varios aspectos desde que entró a la cárcel.
- El mismo tiene una condena de 13 años, de los cuales ya pasó 9 y durante ese tiempo cambió por completo, salió de las adicciones, aprendió un oficio y hoy es un exitoso emprendedor desde la cárcel.
El hombre de 34 años se encuentra recluido en la Unidad Penitenciaria Industrial Esperanza (UPIE), donde inició un negocio de fabricación de termos y otros productos forrados en cuero, según comentó. Su vida ha cambiado drásticamente. Según informó el medio digital cronica.com.py.
“Nada me va a devolver el tiempo sin mi familia, mi hijo. Le pedí perdón a mamá y le voy a demostrar que todo se puede, estoy bien, trabajando y hasta voy ahorrando una plata para comprarme una casita al salir”, dijo Luis. Luego de salir de las drogas su primer paso fue continuar el colegio y también aprender un oficio del cual pueda ganar algo de dinero, para eso decidió realizar un curso de electricidad domiciliaria en la Sinafocal y también pudo aprender sobre la producción de termos forrados con ayuda de una exinterna, que actualmente le apoya desde afuera vendiendo los productos que fabrica desde la cárcel.
Luis comentó que tienen variados productos y ya que se acerca el Día del Padre extendieron su horario laboral hasta las 20:00 horas porque hay muchos pedidos.
Llevar adelante su emprendimiento desde la cárcel también le ayudó a ser disciplinado y responsable, ya que tiene que cumplir un horario y cumplir con todos los pedidos. “Me despierto a las 4.00 AM y camino 45 minutos, tomo una ducha, paso control de lista, desayuno y me dirijo al taller porque a las 6 de la mañana ya está todo el equipo alistado, hasta las 17 horas”, dijo el emprendedor.
Reconoció que existe un amplio espacio en el lugar y cuentan con máquinas para poder hacer el trabajo junto con otros 10 internos que lo ayudan, al llegar lo primero que hacen es repartirse el trabajo del día.
Muchas de las personas piensan que una persona que salió de la cárcel no tiene muchas posibilidades de volver a empezar en la vida, pero Luis es un ejemplo que la reinserción a la sociedad depende de uno mismo.
“La gente no cree en la reinserción, pero yo soy un ejemplo. El penal fue una escuela, razoné y me salí de la mala vida que me dañaba todos los días, y a mi familia que no se merecía”, dijo el interno.
Debido a su buena conducta y su espíritu emprendedor podría lograr que su pena sea más leve y pronto pueda salir de la cárcel para disfrutar de su familia y seguir su negocio de forrado en cuero.