Guaidó pedirá ayuda internacional para derrocar a Maduro
- El presidente encargado de Venezuela solicitará este lunes a sus aliados del Grupo de Lima que estudien una intervención militar para acabar con el régimen de Maduro.
- El ministro de Exteriores español, Josep Borrell, ha adelantado que España condenaría esa medida.
“Lo más duro empieza ya”. El politólogo Edgard Gutiérrez adelantó ayer las horas veloces que vienen para Venezuela, incluso recomendó a su compatriotas, acostumbrados a vivir en el vértigo, que se abrochen los cinturones. La respuesta violenta del Gobierno contra los voluntarios que intentaban introducir la ayuda humanitaria; el uso de paramilitares armados hasta los dientes y con licencia para matar y la quema de dos camiones cargados de medicinas serán los principales argumentos que presentarán mañana los líderes opositores a sus aliados en Bogotá para justificar “la escalada en la presión diplomática y el uso de la fuerza contra Maduro“, como adelantó ayer Julio Borges, embajador ante el Grupo de Lima. Según informa el medio internacional elmundo.es
En la reunión también participará Juan Guaidó, recibido el domingo con honores de Estado en la capital colombiana, decidido a sumar el uso de la fuerza como argumento clave en el desafío que mantiene contra la revolución. “Vimos un crimen sin precedentes”, destacó el jefe del Parlamento nada más aterrizar en Bogotá, secundado por Borges, quien abrió las puertas a “una estrategia más determinante, definitiva e inmediata”.
Ambos líderes presentarán a sus aliados las imágenes de violencia salvaje, que dan la vuelta al mundo, y el balance preliminar del Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social, que adelanta que al menos cuatro personas fueron asesinadas y más de 300 resultaron heridas entre viernes y sábado, y que fue confirmado por Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos. “Queremos utilizar la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence; del presidente Iván Duque y de todos los cancilleres del Grupo de Lima para fijar y pedir ese paquete de acciones contundentes”, concluyó el ex presidente del Parlamento, exiliado hoy en la capital colombiana.
Como si se tratara de un movimiento conjunto en el tablero de la estrategia, los distintos aliados avanzaron sus posiciones. “Los días de Maduro están contados”, avizoró Mike Pompeo, secretario de Estado de EEUU. “El Grupo de Lima debe arreciar el cerco diplomático a Maduro sin discursos bélicos”, matizó Duque, resumiendo la opinión mayoritaria en la región.
“El uso de la fuerza contra el pueblo caracteriza, de forma definitiva, el carácter criminal del régimen de Maduro”, añadió el Gobierno brasileño. Y Juan Varela, presidente de Panamá, comparó este momento con los “últimos días” del dictador panameño Manuel Antonio Noriega.
La intervención militar de EEUU en 1989 desalojó del poder al famoso ‘Cara de Piña’, militar, narcotraficante y tirano.
La respuesta de España
Desde Europa, las gaitas sonaron más templadas. “España no apoya una intervención militar en Venezuela”, repitió el ministro Josep Borrell.
“Repudiamos el uso de grupos armados irregulares para intimidar a civiles y legisladores”, añadió Federica Moguerini, canciller europea. Para el “conmocionado por las muertes” Antonio Guterres, secretario general de la ONU, lo principal es que “no se utilice fuerza letal en ningún caso”.
La respuesta desmedida de la revolución, que olvidó la baja intensidad represiva utilizada en febrero para vender en el exterior la propaganda del diálogo y la paz, conduce a una nueva fase en el pulso, donde una posible intervención militar con fines humanitarios será usada para resquebrajar aún más el “muro” militar.
Maduro no dudó en demostrar una vez más que no tiembla a la hora de reprimir, pero a la vez quiso demostrar al mundo su presunta fortaleza militar. Una demostración que conlleva consecuencias inmediatas. Además de desnudar al chavismo una vez más ante la comunidad internacional, la mayor victoria opositora fue comprobar que las filas militares no están tan prietas como asegura el ‘hijo de Chávez‘.
Al menos 106 uniformados abandonaron a la carrera las posiciones gubernamentales para unirse a las filas del Parlamento: 96 en Cúcuta, ocho en Arauca y dos en Brasil. “¡La orden es masacrar al pueblo!”, gritó en la noche del sábado el sargento Miguel Tolosa al atravesar el Puente Simón Bolívar mientras era protegido por soldados colombianos de la ira popular.
“¡La orden es sacar a los colectivos y sacar a los presos a la calle!”, añadió el militar.La mayoría son miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, el cuerpo militar especializado en orden público que durante las protestas de 2017 encabezó la represión contra los estudiantes. Casi todos sargentos y tenientes, además de soldados.
Convenio de Ginebra
No cabe duda que hoy, rodeado de sus aliados en Bogotá, Juan Guaidó invocará el Convenio de Ginebra, que protege a los civiles en los conflictos, para elevar el costo político de la represión revolucionaria. Y lo hará con la ventaja del apoyo popular: el 85,5% de los venezolanos exigían a la Fuerza Armada dejar pasar la ayuda humanitaria al país, según la última encuesta de Hercón.
“Quien niega ayuda humanitaria y quema camiones que la traen, quien dispara con armas de guerra contra manifestantes pacíficos, quien arma civiles para que disparen contra su propio pueblo, conduce al país a escenarios de mucho riesgo de violencia y ascenso del sufrimiento”, resumió Provea, prestigiosa ONG de derechos humanos.
La avalancha de críticas y exhortos fueron desoídas por la revolución, una vez más. Mientras la ministra Iris Varela, quien durante la crisis ha trasladado presos de las cárceles para hacer bulto en los actos chavistas, se paseaba protegida por mercenarios y francotiradores sobre los puentes fronterizos, cerrados ayer, el vicepresidente de Comunicación, Jorge Rodríguez, repetía el mismo relato que los medios chavistas desplegaron durante el 23-F: que los rebeldes quemaron los camiones que además no llevaban medicinas, que querían robar las tanquetas, que los militares huidos tenían la orden de atropellar a personas para que culparan al Gobierno, que los diputados pagaban a los voluntarios…
El mismo guión de casi siempre con distintas palabras, alentado por el imperio mediático propio y los amigos internacionales. “Maduro sale debilitado del 23-F, pero todavía tiene elementos con los que jugar”, sentenció el politólogo Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos.