Falleció José “Pepe” Mujica, el expresidente uruguayo que convirtió la austeridad en una filosofía de vida
- La noticia de su fallecimiento fue confirmada por el actual presidente uruguayo Yamandú Orsi, quien lo consideraba su mentor político.
- Mujica había anunciado públicamente en abril de 2024 que padecía un cáncer de esófago que luego hizo metástasis, enfermedad que lo acompañó en sus últimos meses de vida, sin alejarlo del todo de la militancia.
- Exguerrillero tupamaro, pasó 14 años preso durante la dictadura, se reintegró a la vida democrática y alcanzó la Presidencia de Uruguay entre 2010 y 2015.

José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, murió este martes a los 89 años en su chacra ubicada en Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo. La noticia fue confirmada por el actual mandatario, Yamandú Orsi, quien lo definió como “presidente, militante, referente y conductor”. Mujica atravesaba un cáncer de esófago que se agravó con metástasis, y había pedido pasar sus últimos días en paz, rodeado de su entorno más íntimo.
“Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, escribió Orsi en sus redes sociales.
La trayectoria de Mujica es tan inusual como fascinante. De joven guerrillero tupamaro que enfrentó al sistema armado en los años sesenta y pasó 14 años preso, varios de ellos en condiciones inhumanas durante la dictadura militar, se convirtió en símbolo de reconciliación y figura central de la democracia uruguaya. Fue presidente entre 2010 y 2015, en el marco del Frente Amplio, y su estilo informal y su discurso filosófico y popular lo catapultaron como referente ético y político en todo el mundo.

En abril de 2024, Mujica reveló públicamente que padecía cáncer. Luego de someterse a 32 sesiones de radioterapia, logró una aparente remisión, aunque la recuperación fue ardua. En enero de este año, confirmó que la enfermedad se había extendido y expresó que deseaba transitar su etapa final lejos de la atención pública. No obstante, hasta sus últimos días mantuvo encuentros políticos, recibió a líderes internacionales y participó en actos militantes.
A pesar de su estado de salud, Mujica siguió siendo un faro para la izquierda uruguaya. Su último deseo fue ser enterrado en su chacra, junto a su querida perra Manuela, símbolo de su vida modesta y apegada a lo esencial.

Nacido en 1935 en el barrio Paso de la Arena, de clase media baja, Mujica se unió en los años sesenta al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN), organización armada que buscaba la revolución socialista. Fue detenido en varias ocasiones; en una de ellas, en 1970, recibió seis disparos al resistirse a un arresto. Su encarcelamiento definitivo ocurrió en 1972 y pasó casi 13 años preso, aislado, sin colchones, en condiciones extremas. Sobrevivió a la tortura psicológica hablando con las hormigas, según él mismo contó, y comenzó a escribir gracias a la insistencia de una psiquiatra.
Liberado con el retorno de la democracia en 1985, Mujica se incorporó a la política formal y fue electo diputado en 1995. A partir de allí, su figura fue creciendo dentro del Frente Amplio y se convirtió en uno de los dirigentes más populares del país.
En 2005 fue ministro de Ganadería en el primer gobierno de Tabaré Vázquez, y en 2010 accedió a la Presidencia tras imponerse en las elecciones. En su discurso inaugural, prometió “educación, educación y, una vez más, educación”. Durante su gestión se aprobaron leyes progresistas como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado de la marihuana, esta última reconocida como una experiencia pionera a nivel mundial.
También apostó por la transformación de la matriz energética del país, aunque algunas iniciativas como la terminal regasificadora fracasaron y generaron pérdidas económicas. Pese a las críticas, Mujica defendía que su gobierno había apostado por una mayor equidad social y dinamismo económico.
Un presidente atípico
Mujica jamás ocultó su estilo de vida austero. Vivía en su chacra, conducía un escarabajo Volkswagen modelo 1987, y donaba la mayor parte de su salario como presidente. Esa forma de vivir coherente con su discurso fue lo que lo hizo conocido internacionalmente como “el presidente más pobre del mundo”, aunque él siempre rechazó esa etiqueta. “Pobre no es el que tiene poco, sino el que necesita mucho”, solía repetir.
Sus intervenciones en foros internacionales, como la Cumbre de Río+20 en 2012, fueron aclamadas por su profundidad filosófica y su crítica al consumismo. Mujica se convirtió en un referente para las nuevas generaciones, que lo admiraban no solo por su historia de vida, sino por su integridad.
A pesar de dejar la Presidencia en 2015, nunca se alejó completamente de la política. Ocupó una banca en el Senado hasta 2020 y siguió influyendo desde su chacra, donde recibía a presidentes, artistas, periodistas y jóvenes militantes. Su figura fue central para el triunfo del actual presidente Yamandú Orsi, a quien apadrinó políticamente.
Con su muerte, Uruguay despide a un hombre que transformó la política con su humildad, su filosofía de vida y su incansable defensa de los más humildes. Como dijo su madre, que alguna vez soñó en silencio con que su hijo llegaría a la presidencia, la historia le dio la razón.