El coronavirus profundiza la crisis entre Bolsonaro y su gabinete
- Brasil ahonda su doble discurso que amenaza la lucha contra el Covid-19. Mientras Jair Bolsonaro exige el fin de la cuarentena, su entorno y otros defienden medidas sanitarias, y así la crisis se agrava.
- El Gobierno de Brasil está en tensión y mantiene un doble discurso que amenaza con entorpecer la lucha contra el coronavirus en el país.
Por un lado, el presidente brasileño Jair Bolsonaro exige la vuelta a la normalidad y acabar con las cuarentenas. Por otro, algunos de sus ministros, gobernadores y líderes políticos defienden el distanciamiento social y advierten de la gravedad de la crisis.
El líder ultraderechista minimizó con palabras y acciones la gravedad de la Covid-19, y contraría las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde los primeros casos que se dieron en el país, hace apenas un mes.
En contra de las orientaciones de su ministerio de Salud, Bolsonaro se paseó ayer por Brasilia, acercándose a seguidores y reforzando su llamado de romper la cuarentena. “Brasil no puede parar”, dijo a pesar del avance del coronavirus que ya cobró más de 100 muertes en el país.
“Lo que conversé con las personas es que quieren trabajar. Lo que dije desde el principio, vamos a tener cuidado, mayor de 65 años se queda en casa”, le dijo Bolsonaro a un vendedor ambulante en un vídeo en su cuenta de Twitter.
CONTRARIO. Menos de 24 horas antes, el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, resaltó nuevamente la importancia del aislamiento social en la lucha contra el mal, que en Brasil suma 3.904 casos y 114 muertes. “La muerte está allí, si Dios quiere. Solo no podemos quedarnos parados. Hay temor porque si uno no muere de la enfermedad, muere de hambre”, dice el vendedor a Bolsonaro que responde “no vas a morir”.
El mandatario, de 65 años, promovió también el uso de la hidroxicloroquina para tratar el coronavirus. Apoyándose en “un estudio francés”, el remedio “es una realidad”, aseguró Bolsonaro. En tanto, su asesoría no especificó a cuál estudio hacía referencia.
Otros miembros del Gobierno brasileño también defendieron el distanciamiento social, entre ellos el ministro de Economía, Paulo Guedes, quien puso en marcha un plan de inyección de liquidez de unos 750.000 millones de reales (150.000 millones de dólares) para lidiar con los efectos de la pandemia.
El presidente, que aboga por una “vuelta a la normalidad” del país, cuestionó la cuarentena defendida por gobernadores y algunos alcaldes como medida para evitar el virus.
“Ese aislamiento horizontal, si sigue así, con la cantidad de desempleo, más adelante habrá un problema muy serio que llevará años para ser resuelto”, expresó. “Algunos quieren que me calle, que siga los protocolos, cuántas veces el médico no sigue el protocolo”, afirmó el presidente.
Con 215 millones de habitantes, desigualdad social y problemas de infraestructura, Brasil enfrenta desafíos considerables para contener el virus, cuya tasa de mortalidad llega por ahora al 2,8%.
“¿Algunos van a morir?, Van a morir. Lamento, esa es la vida, es la realidad”, dijo días atrás. Bolsonaro, que piensa que el Covid-19 es una “gripecita”, considera un “crimen” adoptar medidas de aislamiento, como lo hicieron en diversos grados los 27 estados de Brasil, donde se registraron 136 muertes y 4.256 casos.
Sí al aislamiento
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, insistió en la necesidad de mantener el aislamiento social, incluso para los jóvenes, y subrayó que su equipo se guiará únicamente por la “ciencia”.
“Si salimos andando todo el mundo a la vez faltará para el rico, para el pobre, para todo el mundo”, aseveró.
Asimismo, criticó las caravanas organizadas por seguidores de Bolsonaro contra las cuarentenas y rebajó la euforia en torno a la cloroquina como solución mágica contra el coronavirus.
136 muertes por Covid-19 se confirmaron en Brasil, mientras que los casos subieron un 9% hasta los 4.256.