Connacionales relatan cómo es la vida en los albergues
- Cada vez son más los paraguayos que quieren volver a la tierra guaraní. Sin embargo, hasta el momento, a dos meses de las restricciones sanitarias para evitar la propagación del COVID-19 en el país, los albergues no son suficientes para los que quieren regresar a su tierra.
Con el cierre de fronteras y la suspensión de los vuelos comerciales, el Gobierno debe autorizar el ingreso de transportes y vuelos humanitarios que traigan a compatriotas repatriados al país. Una odisea para miles de paraguayos, que ahora muestran en lado B de la pandemia, ser condicionados, y en muchos casos rechazados en su propia tierra.
El programa “Info+”, emitido por GEN TV, recogió testimonios de paraguayos que volvieron al país de otros puntos del mundo, algunos no muy lejanos, solo a la vuelta de casa. Es el caso de Lucas Ovelar, que se encontraba en Brasil, y Anthony Silva, que se encontraba en Argentina.
Dos historias paralelas, como la de muchos compatriotas. Uno se encuentra en un albergue habilitado por el Gobierno y el otro cumple la cuarentena en un hotel de salud, también habilitado por el Gobierno.
El joven Lucas Ovelar cuenta que se encontraba en Foz de Yguazú realizando sus estudios. Terminadas las clases, cumplió con la cuarentena en su casa, sin embargo, decidió que era hora de volver a su país. “Una vez que dije voy a volver, ya se cerró la frontera. Postergué mi venida hasta que ya no había de otra quecruzar”, contó el joven.
Una travesía llena de incertidumbres. Contó que decidió volver por el miedo a la inseguridad y las políticas que eran implementadas en ese país. Contactó con el Consulado paraguayo en Foz, junto con la colectividad paraguaya, para poder pasar la frontera. La respuesta que obtuvieron en ese momento fue la entrega de un kit alimentario, lo que describió como una solución momentánea. Mientras, lamentó que en ese momento ya no se hayan tomado las muestras de COVID-19.
“No tuvimos respuesta favorable hasta que te das cuenta que la única salida es llegar hasta el puente y esperar, y que sea lo que venga”, relató.
Contó que logró, por fortuna, pasar el cruce fronterizo en el mismo día que llegó, suerte con la que muchos otros paraguayos no pudieron correr. “Desde que pasamos el puente fue una incertidumbre, desde que nos subimos al bus ya estuvimos aglutinados”, dijo el joven.
Contó que nadie respondió dónde serían llevados. Llegaron a Areguá y se les encargó que mantengan el distanciamiento social y se les puso al tanto sobre los horarios en que serían entregados los alimentos. Además fueron informados que permanecerían en el lugar por 14 días “si salen negativos, y si salen positivos se quedan otras dos semanas”.
Pocas palabras y pocas explicaciones, fue lo que describió Ovelar. “En los albergues mucha información no te dan. Te piden aislamiento, pero la infraestructura no es la mejor para aislarte. Compartimos un salón entre 19 personas”, contó dejando su testimonio.
Anthony Silva, futbolista
El jugador Anthony Silva se encontraba en Argentina. El deportista contó que fue un largo proceso para regresar a casa, se tuvieron en cuenta muchos detalles. El papeleo fue de acuerdo a lo que el Gobierno disponía, según su relato. No fue fácil, fueron más de 1 mes y 20 días para que el Gobierno autorice su entrada, como la de otros jugadores profesionales y sus familias.
“Se tuvo en cuenta primero a las personas que se encontraban en estado vulnerable, la espera duró casi 1 mes y 20 días. Junto con otros 13 jugadores de diferentes clubes, con sus familias”, contó Silva.
Nada mejor que su propia tierra y su propio hogar, Silva relató que ya no tenía sentido seguir en un país en el cual la situación era de incertidumbre, como en su caso, ya que el club en que se encontraba pasa por un serio problema económico. “No le veo razón de seguir en un país extranjero sin tener nada que hacer ahí”, expresó.
Contó además que al principio se vio que los albergues estaban muy desordenados y que en abril un grupo de 15 o 16 jugadores ofrecieron al Gobierno paraguayo hacerse cargo de todos los costos. En ese entonces aún no fueron contemplados los hoteles de salud.
Hoy con su familia, de vuelta al país, cuenta de que se encuentran bajo una estricta cuarentena en un hotel, esperando cumplir con el periodo de aislamiento establecido por el Gobierno Nacional. “Solo tenemos contacto con la gente que trae la comida o en el caso de alguna situación médica, que son muy pocas. Nosotros mismos somos conscientes de que debemos cuidarnos unos a otros”, dice en parte de su relato.