Bolsonaro defiende sus políticas ambientales y sanitarias ante la ONU y dice que evitó un “mal mayor” en Brasil

• El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, inauguró la 75ª Asamblea General de la ONU este martes (22) por la mañana, a través de una presentación virtual de casi 15 minutos.
• Bolsonaro descartó la culpa de su gobierno en la crisis de salud provocada por el coronavirus y en los incendios récord que ocurren en el Pantanal y en la Amazonía; destacó también las Reformas que su gestión puso en práctica y finalizó su discurso calificando a Brasil como un “país cristiano y conservador ”.

Por Paulinho Alfaro.

Segundo país con más muertes por Covid-19, totalizando 132.272 al momento; tercero con más casos, más de 4,5 millones de personas infectadas; y marcando presencia entre los primeros en la tasa de infectados por millón de habitantes de los 10 países más poblados del mundo. El estallido sin precedentes en la vecina nación fue el tema del discurso de apertura del presidente, que omitió a su gobierno de los números serios y culpó a la “porción de la prensa brasileña”.

Para Bolsonaro, el mensaje dado por parte de los profesionales de la comunicación fue viciado, combinado con el aislamiento horizontal y, según él, insignificante para la economía.

“Desde un principio advertí, en mi país, que teníamos dos problemas por resolver: el virus y el desempleo, y que ambos debían ser tratados simultáneamente con la misma responsabilidad. Por decisión judicial, todas las medidas de aislamiento y restricciones de libertad fueron delegadas a cada uno de los 27 gobernadores de las unidades de la Federación. El presidente era el encargado de enviar recursos y medios a todo el país. Como sucedió en gran parte del mundo, una parte de la prensa brasileña también politizó el virus, sembrando el pánico entre la población. Bajo el lema “quédate en casa” y “la economía que veremos después”, casi traen el caos social al país ”, lamentó.

Él citó su política de lucha contra el coronavirus para ayudar a los más afectados por el cierre de actividades: “Ayuda de emergencia en parcelas que suman aproximadamente mil dolares para 65 millones de personas, el mayor programa de asistencia a los más pobres de Brasil y quizás uno de los más grandes en el mundo”, recordó. Vale recordar que la ayuda inicialmente propuesta por él era de R$ 200 (unos 254 mil guaraníes), pero el Congreso presionó el aumento y luego el presidente decidió ponerlo en R$ 600 (unos 764 mil guaraníes).

Desde el inicio de su gobierno se concretó la Reforma Previsional y se presentó la Reforma Administrativa y la Reforma Tributaria, como también comunicó a la ONU. Bolsonaro dejó en claro la ideología liberal, afirmando que Brasil se ha desprendido del proteccionismo. Además, elogió la alta tasa de exportación del país.

Este año, Pantanal registró incendios récord, con 16.119 brotes entre enero y septiembre, según el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama); se queman más de 3 millones de hectáreas. Además, el Río Paraguay registró su nivel más bajo en 47 años. El caos amenaza al principal santuario de jaguares del mundo. La prensa, según Bolsonaro, sería la encargada de difundir “desinformación” sobre el tema: “Nuestro Pantanal, con un área mayor que muchos países europeos, así como California, padece los mismos problemas. Los grandes incendios son consecuencia inevitable de la alta temperatura local, sumada a la acumulación de masa orgánica en descomposición”.

Al mencionar las llamas en la Amazonía, nuevamente se omitió cualquier culpa mayor de los agricultores brasileños, citando a los indios y Caboclos como responsables del incendio.

“Los incendios ocurren prácticamente, en los mismos lugares, en el entorno oriental de la Selva, donde el caboclo y el indio queman sus huertos en busca de su supervivencia, en áreas ya deforestadas. Los brotes delictivos se combaten con rigor y determinación. Mantengo mi política de tolerancia cero hacia los delitos ambientales ”.

Al final de su discurso, el presidente abandonó el concepto de laicismo vigente en Brasil y calificó a su nación de cristiana y conservadora.