Ante inacción del MEC jóvenes asumen la reparación del Colegio Nacional República Argentina

• Voluntarios autoconvocados se hacen cargo de reparar humedades, termitas y una muralla en riesgo de derrumbe.
• La institución educativa, ubicada a cinco minutos del Ministerio de Educación, enfrenta graves deficiencias en su infraestructura.
• Con materiales donados y en el marco del programa Hambre Cero, los jóvenes denuncian la ausencia de acciones del MEC.

Ante la notoria falta de respuesta por parte del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), un grupo de jóvenes ha tomado la iniciativa de gestionar las reparaciones en el Colegio Nacional República Argentina. Las deficiencias estructurales, que incluyen paredes afectadas por la humedad, maderas deterioradas por termitas y una muralla al borde del derrumbe, ponen en evidencia la situación crítica en la que se encuentra la institución.

“Es un trabajo que debería hacer el Ministerio de Educación. No es nuestra responsabilidad, pero sabemos que el ministro no sale de su oficina”, declaró Samuel Clevert, uno de los jóvenes voluntarios, al manifestar la frustración y el descontento que se vive en el recinto. La cercanía geográfica –a tan solo cinco minutos del Ministerio– refuerza la crítica, ya que se cuestiona la falta de compromiso de las autoridades ante el deterioro evidente en un espacio destinado a la formación de los jóvenes.

La labor de reparación se lleva a cabo con esmero: los voluntarios se dedican a lijar las paredes, aplicar enduidos y selladores, para posteriormente pintar y devolver al colegio parte de su dignidad estructural. Los materiales empleados en esta tarea provienen de donaciones, lo que pone de relieve la necesidad de recursos que, en condiciones ideales, deberían provenir de una gestión estatal activa.

Además de las mejoras en la infraestructura general, los jóvenes han extendido su esfuerzo al comedor del colegio, donde se sirve el almuerzo escolar en el marco del programa Hambre Cero. Esta acción no solo busca garantizar un ambiente seguro para los estudiantes, sino también evidenciar la urgente necesidad de una intervención oficial.

La denuncia adquiere un tinte crítico al cuestionar el discurso oficial de que las 4.000 escuelas del país se encuentran en buen estado. “¿Qué para vos está bien? Que haya niños jugando en el parque y que pueda caerse una muralla sobre sus cabezas. Es fácil decir desde tu oficina y en el aire que todo está bien”, expresó uno de los jóvenes, haciendo un llamado a la transparencia y al compromiso real con la educación.

Este caso se enmarca en una serie de situaciones que evidencian la brecha entre las necesidades reales de las instituciones educativas y la respuesta de las autoridades. Mientras los jóvenes se organizan para asegurar un entorno seguro y adecuado para el aprendizaje, la administración pública enfrenta crecientes cuestionamientos sobre su capacidad –o voluntad– de actuar en beneficio de la comunidad estudiantil.