Año nuevo, pandemia vieja ¿Realidades de siempre?

El 2022, como todo ciclo que inicia, supone siempre nuevas expectativas, nuevas esperanzas y deseos de que consigo traiga mayores y mejores resultados, en lo personal, familiar, laboral e incluso en lo general, en lo comunitario.

Néstor Castillo, jefe de redacción del periódico OviedoPress || OviedoPress

Por Néstor Castillo
@NestorcastCOV

Resulta inevitable, proyectar o trazar nuestras metas de año, estando supeditados aún a las condiciones sanitarias, mismas que las de hace 22 meses, empero, con algo más de tranquilidad u optimismo, dado el impacto de las cifras de contagio masivo y muertes, las que nos encuentra en plena tercera ola, con un porcentaje de la población mayormente ya inmunizado, gracias a las vacunas.

Si bien, existen altibajos en la lucha gubernamental contra el CoVid-19, habrá aspectos positivos que resaltar, sin embargo, no podemos dejar pasar por alto situaciones que revelan el tratamiento superficial y/o poco riguroso que se da en algunos aspectos: la estrategia de vacunación nacional sigue siendo muy ralentizada, priorizando las grandes urbes, cabeceras departamentales y dejando de lado las ciudades más pequeñas.

Las falencias en el sistema de toma de muestra en laboratorio biomolecular han ocasionado muchas dificultades debido a la demora excesiva en la expeditividad de los resultados, por lo general dentro de las 72 hs., periodo de tiempo que, en el caso de los compatriotas provenientes desde sus países de actividad laboral, les ha acarreado contratiempos, pérdidas de viajes y por lo mismo, pérdidas económicas, muy duras, para este periodo de recesión financiera.

Así mismo, otro aspecto que genera un efecto colateral, al interior de todo el sistema sanitario nacional, es la planificación de las salidas vacacionales del personal de blanco, como si no existiese pandemia, aparentemente no existió un plan de recursos humanos que garantice atención tanto para pacientes respiratorios como para consultorios de otras especialidades, por lo que hoy la gente está demorando en recibir atención médica o directamente no son atendidos, en muchos casos, debido a que los profesionales se han tomado su merecido descanso, y admitamos, en medio de todo este periodo traumático de hace casi dos años, tienen merecido descansar y renovar energías. Siempre y cuando Salud Pública tenga un plan de menor impacto, en sus recursos humanos.

Ahora bien, no podemos atribuir ni únicamente destacar los aspectos negativos del sistema, también es pertinente señalar el componente ciudadano en toda esta lucha. La de la gente, la de la población paraguaya, que pareciera haberse relajado en demasía, o bien haberse resignado a que el estado de cosas actual tendrá sus culpables, sus responsables, por acción u omisión, o dicho de otro modo, por la corrupción imperante en la clase política, de muestra tienen visible los casos de manejos de presupuesto en el Ministerio de Salud para equipamiento de hospitales, compra de medicamentos, sistemas de oxígeno, terapia intensiva o los fondos de emergencia administrados por los gobernadores e intendentes.

Es tiempo de seguir ejerciendo un mayor control ciudadano hacia quienes manejas recursos públicos, bienes y dinero que nos pertenece a todos, exijamos su uso correcto, que se invierta en el combate efectivo a la pandemia, a las desigualdades, a la escasez de infraestructura en nuestras ciudades, a fortalecer salud, educación, fuentes de empleo y demás políticas gubernamentales en las que como Nación, seguimos quedando relegados, a raíz de la cultura de la corrupción, el “pokarê” y que se deba normalizar el robo, el latrocinio en la función pública, por considerar a este como el espacio y la oportunidad de “volverse millonario”, porque el que no lo aprovecha o no lo hace es un “vyro” (tonto).

Es imperiosa la necesidad de una mayor institucionalidad en la República, que los organismos responsables de investigar y castigar los robos al erario público, cumplan su cometido: Ministerio Público, Poder Judicial, porque la liviandad y complicidad con el que “persiguen” los hechos de corrupción, al final de cuentas a más de generar impunidad, alientan a que otros continúen lapidando y robando descaradamente a la gente, condicionando el futuro de niños, jóvenes y adultos.

Comienza, es cierto, un nuevo año, cargado de esperanzas, pero eso a veces no es suficiente, a ello se debe sumar la acción y un cambio actitudinal de todos los paraguayos, dejemos de tolerar las injusticias y la corrupción, que mucho daño ya nos han hecho.

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