Anciana en indigencia clama por atención por parte de hijos biológicos
- Es la desgarradora y desesperante situación en que actualmente vive la señora María Celina Gómez (86), quien sobrevive en una vetusta casa precaria, en el territorio social Libetad, en el barrio Potrerito, de Coronel Oviedo.
- A través de la solidaridad de vecinos, quienes la asisten a diario, logra acceder a atenciones básicas y platos de comida, dado que su estado de convalecencia de salud constante, sus escasos recursos y la casi ausencia de familiares, le impide tener una vida digna.
- De haber contado con cinco hijos, hoy le quedan cuatro, de los que dos varones tendrían discapacidad mental leve, en tanto sus otras dos hijas, poco o nada la asisten, una de ellas, de aparente buen pasar económico, reside en Ñemby, nos cuenta y pide que por favor la asistan.
María Celina Garcia (86), es una humilde anciana, quien reside en el territorio social Libertad, del barrio Potrerito de Coronel, en una soledad absoluta, al amparo de la buena voluntad de sus vecinos, de débil condición económica también, quienes a pesar de todo, no la dejan desatendida, un solo día.
Acudimos ante el llamado de los preocupados vecinos, quienes a través del presidente del territorio social, Néstor Giménez y las lugareña, Juana Villaverde y María Estela Mendoza de Martínez, relataron las penurias con las que debe sobrellevar sus días la anciana abuelita, quien vive en una precaria vivienda de paredes de tabla y chapa zinc, sin las más mínimas necesidades cubiertas.
Si bien, rememora nuestra protagonista, cuenta con cuatro de sus cinco hijos, aún con vida, dos de ellos, varones, con discapacidad mental leve, por lo que es muy limitada la atención que pueden brindarle, uno de ellos reside en el mismo asentamiento, en tanto el otro, en un barrio de Coronel Oviedo, se dedica a la venta ambulante de helados, con muy pocas condiciones económicas para asistirla.
De sus restantes dos hijas, nos cuenta que una de ellas vive en esta ciudad, en aparentes condiciones económicas deplorables, en tanto que una de aparente buen pasar económico, de nombre Juana Duarte Gómez, quien tendría cerca de 68 años, residirá en Ñemby, pero lleva años sin visitarla, según nos cuenta ella misma.
La afectada, al igual que sus vecinos, claman por que sus hijos e hijas biológicos la asistan, al menos con víveres y visitas periódicas, que puedan reponerla en su ánimo, ya que, aparentemente se siente sumamente nostálgica y depresiva, desde hace un par de meses, cuando su condición física de salud, comenzó igualmente a debilitar y resentirse.
Doña María Celina, habría sido afectada con una infección bacteriana a nivel de los oídos, condición que durante meses la tuvo muy maltrecha, al punto de que actualmente perdió la audición, en casi la totalidad.
Por otro lado, al no contar con las comodidades básicas, se ve confinada a tener que pasar la mayor parte del tiempo sentada, en un sillón o en una pertrecha silleta, incluso al no tener una cama en condiciones, la mujer duerme en el mismo sillón, lo que le genera a estas alturas problemas de motricidad, al punto que ya precisa de una silla de ruedas para desplazarse.
La octogenaria mujer, si bien cuenta con la pensión de adultos mayores, recién pudo recuperar su tarjeta de débito del poder de su hijo heladero hace un par de semanas, por lo que, con lo que estaría percibiendo de manera mensual, se costeará los gastos de pago por energía eléctrica, medicamentos, y víveres, lo cual resulta igualmente exiguo, admitieron.
Néstor Giménez, presidente del territorio social Libertad, habilitó sus líneas telefónicas (0984) 743650 y (0991) 951 313, para canalizar algún tipo de solidaridad ciudadana, como también, para que su hija Juana Duarte, la pueda contactar, desde Ñemby.
Así tambien, se evalúa si su condición de adultez mayor, sumado a sus condiciones de vida dificultosas, podrían hacerla valedera para acceder a un espacio en el Hogar de Adultos Mayores “Juan Pablo II” de Coronel Oviedo, para lo cual, estarían poniéndose en contacto con uno de los voluntarios del albergue, don Obdulio González, comentaron los vecinos.