Alumnos de colegio Maristas celebraron UPD compartiendo una merienda con indígenas
- Unos treinta estudiantes del tercer curso de bachillerato en Ciencias Sociales decidieron celebrar el inicio de su último año escolar compartiendo con un grupo de indígenas.
- Inspirados por una actividad solidaria del año anterior, los jóvenes decidieron reunir fondos y comprar panchos para compartir con la comunidad aborigen.
- “Para nosotros fue especialmente gratificante al ver la sonrisa de los niños”, expresó el presidente del curso, Emilio Andrés Tullo.
El último año de la educación media es un momento único en la vida de todo adolescente. Representa el final de una etapa y el comienzo de nuevas experiencias, pero también es un momento para reflexionar sobre los años vividos y para celebrar con aquellos amigos que han estado presentes a lo largo de todo el camino.
En el colegio Maristas Champagnat de Coronel Oviedo, los alumnos del tercer curso de “Fouviere”, del bachillerato en Ciencias Sociales, decidieron celebrar este especial “Último Primer Día” de una manera diferente y especial reuniéndose en un gesto de solidaridad. Al menos treinta jóvenes pusieron mano a la obra para llevar a cabo una emotiva acción dirigida a un grupo de indígenas que se encuentran apostados en las inmediaciones de la terminal vieja, detrás de la sede de la Gobernación.
Emilio Andrés Tullo, presidente de curso, recordó que esta no fue la primera actividad solidaria que realizaron juntos. Todo comenzó el año anterior, después de una exitosa actividad para recaudar fondos vendiendo postres en la ciudad. Con los excedentes de la venta, decidieron dirigirse hacia ese grupo de indígenas para compartir con ellos lo que quedaba. “En lugar de desperdiciar o destinarlo en otra cosa”, expresó el muchacho.
Este gesto sencillo pero significativo marcó el inicio de un profundo vínculo de solidaridad y empatía hacia esta comunidad. Al iniciar el 2024, los estudiantes comenzaron a planificar cómo celebrar de manera especial el inicio de su último año escolar. Juntaron fondos y compraron alrededor de cien panchos para llevar a cabo su iniciativa.
El día llegó y, con el apoyo de una madre que donó los panes, los estudiantes se dirigieron al lugar para compartir con los indígenas un día de felicidad y generosidad para ellos. “Para nosotros fue especialmente gratificante al ver la sonrisa de los niños”, puntualizó.
Aunque sus profesores no estuvieron presentes físicamente en esta actividad, Tullo reconoció la influencia positiva que recibieron de ellos, inculcándoles valores como la solidaridad desde sus primeros años en el colegio. “Siempre nos inculcan los valores, la solidaridad”, afirmó Emilio, subrayando la importancia de la educación recibida.
Este acto no solo marcó el inicio de un nuevo año escolar para estos jóvenes, sino que también dejó una lección de solidaridad y empatía que perdurará en sus vidas mucho más allá de las lecciones en las aulas del colegio.