Adultos que nunca han tenido pareja, ¿es normal?
- La ausencia de pareja puede ser una decisión personal, pero también una consecuencia de ciertas limitaciones que conviene abordar.
- Exploramos la realidad de quienes nunca han tenido una relación.
- Se estima que cerca del 1 % de la población se identifica como “asexual” (no siente atracción sexual ni deseo de tener relaciones físicas con otros).
Aunque esta tendencia cambia lento, lo cierto es que aún a día de hoy, tener pareja es lo normativo y lo socialmente aceptado. Crecemos con la creencia bien arraigada de que, llegados a la edad adulta, debemos compartir nuestra vida con otra persona. Y asimilamos el estado de soltería con un fracaso personal. Por esto, quienes nunca han tenido pareja pueden sentirse mal y recibir importantes críticas.
Aunque es una realidad que quienes lo viven tratan de ocultarlo, lo cierto es que afecta a más personas de las que pensamos. Numerosos adultos nunca han tenido una relación romántica formal y otros tampoco han experimentado las relaciones sexuales.
En ocasiones, esto puede ser debido a determinadas limitaciones que conviene abordar. Pero en otros casos puede tratarse de mera elección.
Entonces, a la hora de considerar si esto es “normal”, no podemos precipitarnos a realizar juicios de valor. Es crucial entender el contexto y las circunstancias de cada persona para determinarlo.
Lo esperable es que una persona que supera la veintena ya haya experimentado sus primeras relaciones sexo-afectivas. Esta es la norma y es la realidad para la mayoría de las personas. También es la dirección en la que el entorno y la sociedad presionan.
A pesar de esto, no se trata de una obligación, una necesidad o un estado óptimo. Quienes nunca han tenido pareja no son inferiores ni defectuosos; no habrían de ser juzgados ni rechazados. Es que, si bien es cierto que la vida en pareja puede ser enriquecedora y positiva, no menos real es que la soltería también aporta múltiples ventajas.
Hay quien escoge este estado debido a la libertad que otorga y a la posibilidad de autoconocimiento que ofrece. Una persona soltera puede dedicar más tiempo y energía a conectar consigo misma, a cuidarse y a nutrirse a nivel personal. Puede viajar, tomar decisiones y disponer de su tiempo sin la responsabilidad de compartir con alguien.
Para muchos, esta es una opción de vida ideal. En este caso, no podemos hablar de que exista ningún problema y no hay necesidad de que estas personas se adapten forzosamente a la norma.
En la línea de lo anterior, conviene contemplar que hay personas que simplemente no sienten ningún interés por el sexo o por los vínculos amorosos.
Del mismo modo, hay quienes tienen una orientación arromántica. Es decir, no están interesados en tener una relación de pareja.
Esto es lícito y no constituye un problema que haya que tratar. En estos casos, es posible que la persona adulta nunca haya tenido pareja.