Remueven al jefe de docencia del Hospital de Trauma por chats filtrados tras muerte de joven médico
- La tragedia del joven Marcelo Barrios sacudió al Hospital de Trauma y expuso un sistema que somete a los residentes a rutinas extremas.
- Filtraciones de chats revelaron presiones indebidas y trato abusivo por parte del entonces jefe de Docencia, Dr. Carlos Román, quien fue apartado del cargo.
- Compañeros del médico fallecido alzaron la voz: “Marcelo no murió por imprudencia, murió por agotamiento”.

La reciente y trágica muerte de Marcelo Barrios, médico residente de solo 26 años del Hospital de Trauma, abrió una herida profunda en el sistema de formación médica del país. A raíz del accidente que terminó con su vida, sus compañeros rompieron el silencio y denunciaron públicamente las condiciones infrahumanas a las que están expuestos. En un comunicado conjunto, aseguraron: “Marcelo no murió por imprudencia, murió por agotamiento”, haciendo referencia a que el joven había cumplido una guardia de 35 horas continuas antes del siniestro fatal ocurrido sobre la avenida General Santos.
La indignación creció cuando comenzaron a circular capturas de conversaciones por WhatsApp que evidencian las presiones que sufrían los residentes, incluyendo la exigencia de dictar clases apenas regresaban de un reposo médico. En dichas conversaciones, atribuibles al entonces jefe de Docencia, Dr. Carlos Román, se observa un trato autoritario y desconsiderado hacia los jóvenes profesionales.


Las denuncias se centraron en su figura, y la presión pública finalmente derivó en su remoción. Fue el propio director del hospital, Dr. Juan Fernández Valdovinos, quien confirmó la salida de Román: “He conversado con él y hemos llegado a un acuerdo para que dé un paso al costado”. Según explicó el director, Román también se mostró afectado por la situación y habría reconocido la gravedad de lo ocurrido.
Lo que queda al descubierto tras esta tragedia es una realidad que, según los denunciantes, se arrastra desde hace años: jornadas abusivas, exigencias desmedidas y una estructura que vulnera la salud mental y física de los residentes. Mientras se llora la pérdida de Marcelo Barrios, se exige justicia y reformas profundas para evitar que otra vida joven sea sacrificada en nombre de una vocación.