Tras denuncia por presunta negligencia, Hospital San Pablo da su versión
- El director del Hospital Materno Infantil San Pablo rechazó que haya existido negligencia médica tras la muerte de un recién nacido, afirmando que se cumplió con todo el protocolo establecido.
- El padre del niño fallecido sostiene que su esposa no recibió atención oportuna y que el parto fue inducido por complicaciones no detectadas a tiempo.
- El caso generó un profundo debate sobre la calidad de atención y seguimiento en el sistema de salud pública.

El caso de la muerte de un recién nacido en el Hospital Materno Infantil San Pablo ha generado una fuerte controversia luego de que el padre del bebé denunciara una supuesta negligencia médica. Sin embargo, el director del hospital, doctor Vicente Acuña, salió al paso de las acusaciones y defendió el accionar del personal de salud.
Vicente Acuña afirmó que el parto se desarrolló dentro de los parámetros normales y que no hubo ningún tipo de omisión por parte del equipo médico. “Se le atendió a la persona, estuvo en el hospital con un trabajo de parto desde las 8 hasta las 14. Fue atendida, estuvo dentro del sistema, el bebé nació en el hospital, nació bien dentro de todo”, señaló.
El médico indicó que el recién nacido presentó posteriormente un deterioro en su estado de salud por causas respiratorias. “Nació a las 2 de la tarde, prematuro, y con el correr de los días tuvo una hipertensión pulmonar y fue internado”, explicó, apuntando que esa complicación habría sido la causa del fallecimiento.
Además, el director detalló que a la madre se le aplicó oxitocina para favorecer las contracciones y acelerar el proceso del parto. “Esta droga hace que las contracciones se regularicen y tengan un poquitito más de fuerza para ir acelerando el proceso del trabajo del parto”, añadió.
Por su parte, el padre del niño, Gustavo Orué, dio su versión en una entrevista radial. Contó que su esposa tenía una consulta programada con su médico para el 11 de marzo, pero considera que debió haber sido atendida con mayor anticipación. Según su relato, al llegar al hospital fueron informados en agendamiento que “no estaba fichada”, lo que generó una situación de incertidumbre y preocupación.
Aseguró que la salud de su esposa se fue deteriorando progresivamente hasta que una enfermera decidió trasladarla de inmediato a urgencias. Según Orué, se trató de un embarazo inducido debido a que la paciente no dilataba, lo que derivó en una experiencia traumática para la familia. “La presión arterial de mi esposa estaba elevada y se trató de un embarazo interrumpido, inducido para que ella pudiera dilatar”, señaló.
El trágico desenlace dejó dolor e indignación en los padres del recién nacido, mientras que las autoridades del hospital insisten en que se actuó conforme a los protocolos. El debate sobre la atención prenatal y los procedimientos en los hospitales públicos vuelve así a estar en el centro del debate social.
