Javier Acosta deseó que lo recuerden con una sonrisa y feliz

  • En medio de un doloroso viacrucis provocado por una infección implacable, eligió la muerte asistida como un acto de amor propio y dignidad.
  • Frente al Hospital San Ignacio, hinchas y amigos se reunieron para acompañar a Javier Acosta en sus últimos momentos.
  • El 27 de agosto, Javier Acosta anunció en una transmisión en vivo su decisión de someterse a la eutanasia tras meses de agonía. Con una paz admirable, explicó que la enfermedad había destruido su cuerpo y que no había más tratamiento posible.
Javier Acosta, hincha del Millionarios de Colombia. || Internet

A veces, la vida se convierte en un campo de batalla donde la lucha no es justa, donde los desafíos son tantos que parece imposible superarlos. Javier Acosta, un hincha apasionado de Millonarios de Colombia, supo enfrentar esas batallas con la cabeza en alto y el corazón firme. Pero este viernes 30 de agosto decidió que era el momento de decir adiós.

Su historia, su coraje, y su despedida resonaron en todo un país que lloró su partida, pero también lo recordó con una sonrisa, tal como él deseaba.

Javier sorprendió a todos el pasado 27 de agosto cuando, a través de una transmisión en vivo en su página de Facebook, compartió su decisión de someterse a la eutanasia. Con voz pausada y un tono sereno, explicó que después de meses de sufrimiento y tratamientos fallidos, había llegado al final de un camino doloroso. “Me hicieron cultivos y cirugía, pero la bacteria está tan fuerte que me acabó con los tejidos y los huesos. No hay tratamiento que valga. Además, me salió un ganglio interno en la cabeza. La infección ya me llegó a la cabeza, lo que no me permitiría hablar”, reveló Javier, dejando al país en un estado de conmoción y tristeza.

Javier, conocido por todos como “Javi”, había contraído una bacteria en una piscina pública, una enfermedad que no solo atacó su cuerpo, sino que también puso a prueba su espíritu. “Hay un tratamiento que puede durar año y medio, por la vena, pero se pueden comprometer sus extremidades inferiores”, le explicaron los médicos.

Pero ese tratamiento no le aseguraba eliminar por completo la bacteria de su cuerpo y podría costarle la pierna que le quedaba sana. Ante este panorama desolador, decidió que la muerte asistida sería la opción más digna para él.

Este viernes al mediodía Bogotá se tiñó de melancolía cuando cientos de hinchas de Millonarios se congregaron frente al Hospital San Ignacio, en la Calle 45 con Séptima, para despedir a “Javi”.

El cielo gris parecía un reflejo del estado de ánimo de quienes lo acompañaron en sus últimos momentos. Con banderas azules y blancas, tambores y cánticos, los Comandos Azules, su barra querida, se acercaron al hospital para despedirlo al estilo de una fiesta futbolera, con pólvora, percusión y arengas, llenando de vida el lugar donde su “hermano de cancha” pasaba sus últimas horas.

A las 13:25, un médico del hospital salió a hablar con la prensa. “El hospital universitario San Ignacio informa que ya se realizó el egreso del paciente Javier Acosta por solicitud de la familia. El egreso se realizó de forma privada. Acompañamos a cada uno de los familiares, amigos y conocidos de Javier, quienes han estado de forma constante durante todo su proceso”, dijo con voz seria, mientras los hinchas se agolpaban alrededor, algunos con lágrimas en los ojos, otros sosteniendo con fuerza las bufandas azules de su equipo.

En su última entrevista, concedida al programa “Los Impresentables”, Javier habló con calma sobre su decisión. Confesó que le costó contarle a su hija Valentina, de apenas 11 años, sobre su elección. “Ella me dice: ‘Papi, yo te voy a ser sincera, yo te amo y dicen que el primer amor de una hija es su papá y eres mi primer amor. Prefiero que estés en el cielo con papito Dios, a que estés acá y que estés en una cama retorciéndote de dolores’”, compartió Javier.

Aun frente a la proximidad de la muerte, Javier no perdió su fe. Creía firmemente en la vida después de la muerte, y lo que más deseaba era volver a ver a sus abuelas y a otros hinchas de Millonarios que habían partido por causa de la intolerancia. “Para mí, la vida es un ratico”, decía con una sonrisa, como si estuviera contando una anécdota ligera, “yo soy fiel creyente de que cuando la vida se pone a cuadritos, uno tiene que sonreír”, agregó.

El día antes de su despedida, los Comandos Azules llegaron al hospital para rendirle un homenaje. Cantaron, hicieron sonar los tambores, y lanzaron fuegos artificiales, como si se tratara del último partido de la final. Querían que “Javi” sintiera su presencia, su apoyo incondicional. Querían que supiera que no estaba solo.

Horas antes del procedimiento, Javier envió un último mensaje, lleno de amor y gratitud. “Hoy se va un barra brava, un hincha, un papá, un hijo, un gran ser humano, un loquillo. Y se va con todas las ganas de seguir viviendo, se va con esas ganas de seguir aquí en este mundo cumpliendo muchos sueños, metas”, expresó. Sus palabras quedaron grabadas en los corazones de quienes lo conocieron y de quienes supieron de su historia.

Finalmente, Javier pidió a todos los hinchas de fútbol en Colombia que respetaran la vida de los demás y que disfrutaran de cada instante. “Disfruten cada momento con sus amigos, con sus parceros, no esperen a que maten a un amigo para que le digan: ‘Loco, lo quiero’”.

Este viernes, Javier Acosta se despidió del mundo, pero lo hizo con la sonrisa que siempre lo caracterizó. Se fue un guerrero, un soñador, un hincha inquebrantable que eligió su camino con valentía. Se fue dejando un legado de amor y fortaleza, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, uno puede elegir brillar con la última sonrisa.

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