En una escuela del Chaco un docente expone dura realidad e indignante entrega de Hambre Cero
- Una escuela de Teniente Primero Manuel Irala Fernández, departamento de Presidente Hayes, tiene un solo docente que a la vez es encargado de Despacho.
- Los alimentos se distribuyeron desde el lunes en 90 distritos del país, mientras que otros 173 tendrá que esperar hasta el próximo año, según admitió el propio Gobierno.
Con mucho pesar comentó las múltiples carencias de la institución y sobre todo cómo el programa Hambre Cero se presentó como una esperanza, pero terminó con alimentos insuficientes y en mal estado.
La Escuela Básica 917 San José Obrero se encuentra a 427 kilómetros de Asunción, sobre la Ruta de la Leche, en la ciudad de Teniente Primero Manuel Irala Fernández, Chaco.
El centro educativo cuenta con 37 alumnos matriculados desde el prescolar hasta el noveno grado y su único docente es Jover del Puerto.
Distribuye los horarios por ciclo, pero aun así es insuficiente para brindar una educación de calidad y aunque pidió más rubros al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), le piden más niños matriculados, además de toda la burocracia documental que le es imposible cumplir cuando al mismo tiempo tiene que atender a todos los alumnos y resolver los problemas de la institución, donde también es encargado de Despacho.
Cuando escuchó sobre el programa Hambre Cero se autoconvocó a una reunión a la que no fue invitado para interiorizarse de los procedimientos para recibir los alimentos.
Salió con mucha esperanza después de que hayan prometido a los docentes la provisión de heladeras, freezer, mesas, sillas, además de los ingredientes para preparar las comidas.
A las apuradas se organizó con los padres para que presentaran sus datos, documentos y autorización para que sus hijos recibieran la alimentación escolar, una nueva y cuestionada exigencia del Gobierno.
Cumplió con la condición de habilitar un espacio para el comedor y la contratación de una limpiadora y cocinera. “Felices y contentos. Brincamos en una pata porque iba a llegar un beneficio muy grande para nuestros niños, pero la sorpresa fue más grande”, comentó en comunicación con radio Monumental 1080 AM.
Las cargas llegaron un sábado y muchos padres no pudieron acompañar la entrega. Pero los problemas recién empezaban, se entregaron alimentos solo para 22 personas, con frutas y verduras en mal estado y cuatro paquetes de carne que perdieron la cadena de frío.
“¿Qué yo voy a hacer con el resto? Le voy a decir no vino para vos, vino para este, vos no vas a almorzar todavía, vas a esperar un poquitito”, cuestionó indignado sobre la situación.
En el documento de entrega hizo constar que los productos no eran de calidad, pero igualmente se hizo el esfuerzo para hacer una rica comida.
“No sé quién es el ganador de la licitación ni quién será el dueño de la empresa. Me gustaría saber si él se serviría eso, si le serviría a su esposa, a sus hijos o nietos comidas elaborados con esos productos”, dijo muy afligido el docente.
En cuanto a los equipos, reconoció que llegó una cocina de dos hornallas, una garrafa y una heladera en la que no entran todos los alimentos perecederos, pero no se entregaron mesas y sillas.
En la escuela no hay muebles para guardar fideos, arroz, entre otros insumos, pero tampoco existe una pileta y una mesada en lo que debería funcionar como una cocina.
Tampoco sabe cuándo van a cobrar la cocinera y limpiadora que el MEC exigió contratar.
“Con los niños, no hay que jugar”, insistió Del Puerto, quien confirmó que el programa de alimentación escolar es realmente un gancho para enviar a los niños a las escuelas. En su experiencia, para muchos niños es el único plato de comida que reciben en el día.
Algunos que terminaron el noveno grado y dejaron la institución se le acercan y le dicen “Ndaiporivéiko la kamby, opa la galletita profesor?” (¿Ya no hay leche, terminó la galletita, profesor?).