Enero deja Cataratas de Iguazú con volumen de agua superior al doble del caudal
- El mes pasado hizo posible que el caudal del Río Iguazú, cerca de las Cataratas, en Foz de Iguazú, Paraná (Sur de Brasil), superara el doble del caudal normal, según datos de la Companhia Paranaense de Energia (Copel).
Por Paulinho Alfaro.
El 22 de enero se registraron 3.500 metros cúbicos de agua por segundo, cuando el promedio normal es de 1.500 metros. Como consecuencia, un hermoso paisaje en el Parque Nacional Iguazú.
En abril de 2020, las sequías en el río empeoraron hasta el punto de 200 metros cúbicos por segundo, el caudal más bajo de ese año. Las Cataratas de Iguazú tienen el conjunto de cascadas más grande del mundo; se catalogan 275 saltos. Además, se consideran una de las Siete Maravillas de la Naturaleza.
El patrimonio natural se vio beneficiado por las lluvias en la región metropolitana de Curitiba, capital de Paraná, considerando que el lecho del Río Iguaçu nace en la región, cruza el estado y desemboca en Foz de Iguazú, en las Cataratas, de acuerdo con la Copel.
Del 1 de enero al 21 de enero, la precipitación en la ciudad colindante con Ciudad del Este fue de 431 milímetros (147,6 mm fue el médico histórico del mes), superando el doble de la cifra calculada.
“Hay un corredor de humedad que viene de la Amazonía y otra zona de baja presión atmosférica entre Paraguay y el oeste de la región Sur de Paraná. Hay también un bloqueo que impidió que los sistemas se trasladaran a otras zonas del país“, explicó la meteoróloga Fabiane Casamento, en el portal G1.
Lo contrario en 2020
En el año anterior, solo en 4 de los 12 meses las Cataratas de Iguazú alcanzaron el volumen considerado normal para el flujo, de 1.500 metros cúbicos de agua por segundo. La situación empeoró tanto que la empresa que opera los viajes en barco suspendió sus actividades. La reducción estuvo históricamente relacionada con la sequía que sufrió Paraná.
Octubre de 2020 fue el más seco de los últimos 81 años, según el operador del sistema eléctrico nacional. El escenario era tan caótico que el embalse de la principal central hidroeléctrica del Río Iguazú estaba con menos del 4% de capacidad. Era necesario que las plantas almacenaran agua para producir energía, lo que reducía la generación los fines de semana.
