Brasil: Musical en vivo interrumpido con operación policial e intercambio de disparos

• Una situación inusual y aterradora ocurrió en Angra dos Reis, en el estado brasileño de Río de Janeiro el domingo pasado (26). Un grupo de pagodas que tocaron en vivo en una casa de fiesta fue interrumpido por una operación de la Policía Civil, en un barrio de clase media de la ciudad, y la escena fue vista por todos los que vieron el espectáculo.

Por Paulinho Alfaro

Según la policía, los sospechosos fugitivos de la justicia huyeron de una propiedad cercana donde se realizaba la presentación y se dirigían hacia el lugar donde la policía tuvo que irrumpir. Los disparos se realizaron segundos después de que el espectáculo fue interrumpido en la que también era posible escuchar el ruido del helicóptero.

Los miembros de la banda se agacharon, luciendo bastante asustados. Ninguno de los presentes en la escena resultó herido: “Cuando escuchamos los primeros disparos, solo queríamos salvar nuestras vidas“, dijo al canal GloboNews el vocalista João Victor, de Banda Aglomerou. Luego, reveló: “No fuimos advertidos ni aconsejados“.
La operación iniciada por la Delegación de Homicidios Baixada Fluminense (DHBF) con la Coordinación de Operaciones Especiales de la Policía Civil (CORE) tenía la intención de arrestar a los sospechosos que supuestamente asistían a una fiesta, pero nadie fue arrestado.

Consulte la nota de la Policía Civil sobre el caso:
“Agentes de la policía de la Delegación de Homicidios Baixada Fluminense (DHBF), con el apoyo de la Coordinación de Recursos Especiales (CORE), llevaron a cabo una acción en el municipio de Angra dos Reis, este domingo por la tarde (26/07), con respecto a una investigación realizada por el especialista .

La policía estaba revisando información sobre una casa donde se celebraba una fiesta desde ayer (sábado) con delincuentes que huían de la justicia. Con el acercamiento de los agentes, algunos delincuentes corrieron hacia un manglar y dispararon a la policía, que aún intentaba localizarlos, sin éxito.

Todas las personas que participaron en la fiesta fueron multados por incumplimiento de las medidas sanitarias preventivas, según el artículo 268 del Código Penal (Código Penal). En el acto, los agentes encontraron frascos de perfume con lanza y evidencia de uso de drogas. Algunas personas que estaban en la fiesta también tenían notas penales por varios delitos, como tráfico de drogas, robo y asociación criminal, pero sin órdenes de arresto pendientes.

En la casa al lado de donde se estaba llevando a cabo la diligencia debida, hubo un concierto de un grupo musical, que fue interrumpido para evitar que alguien resulte herido durante la acción “.

¿A quién se quería?

Según una fuente policial exclusiva para Jornal Extra, la operación quería a uno de los bandidos más buscados en Río de Janeiro. Este es el miliciano Wellington da Silva Braga, apodado “Ecko”. El criminal es el jefe de la milicia más grande del estado y tiene una alianza con una facción de traficantes, donde los ex traficantes son cooptados en su pandilla.

Milicia, el crimen en énfasis en Río de Janeiro

Originada en Río de Janeiro, la milicia, a la que pertenece Ecko, es un modo de operación dirigido por organizaciones criminales formadas en entornos periféricos, entre otras comunidades de bajos ingresos, donde se utilizan prácticas ilegales para combatir el tráfico de drogas.

Los agentes de policía, los bomberos e incluso los funcionarios de prisiones pueden ser miembros de la milicia, en los que se realizan actos ilegales y abusivos en supuesta defensa de la seguridad pública, realizando patrullas contra narcotraficantes. Muchos los ven como la “policía alternativa”, sin embargo, a menudo es el narcotráfico lo que garantiza esta seguridad, además de interpretar esto como un genocidio estimulante e influencias políticas.

La existencia de las milicias como pandilla criminal fue legislada como un crimen solo en 2012, después de identificar prácticas que huyeron de su reputación positiva hasta entonces de abordar las deficiencias de seguridad del Estado.

En 2018, el asesinato de la concejal Marielle Franco, en Río de Janeiro, tiene como principal sospechoso a un grupo de milicianos, en el que los intereses políticos se habrían destacado ante el caso.